miércoles, 17 de septiembre de 2008

MASACRE EN LA INDIA




Alguna que otra vez me he sorprendido discutiendo con otra persona sobre la manía que hay de perseguir a la Iglesia. Del otro lado me viene la defensa de que no hay ninguna persecución, sino que es la propia Iglesia la que se empecina de
que se le persigue.

No entiendo ni por qué se niega que haya una persecución real, ni tampoco por qué se persigue a la Iglesia. Es algo que no me puedo explicar. Sí, la razón es la misma por la que persiguieron a CRISTO, pero ahora son otros tiempos de derechos y libertades. Al menos eso es lo que predican los que, precisamente, están en el poder. Por eso, repito: ¡no lo entiendo!

“Matad a los cristianos y destruid sus instituciones”. Armados de escopetas, palos y gasolina, los nacionalistas hindúes han lanzado una persecución contra los cristianos en el estado indio de Orissa. Estas palabras vienen publicadas en la revista Alfa y Omega del 4-9-08. Son exponentes de lo que está pasando en estos momentos en la India.

El día 16 de agosto, por ejemplo, un sacerdote de 38 años, misionero carmelita, fue brutalmente asesinado a puñaladas en Andhra Pradesh tras celebrar una misa. Había sido responsable de un hospital, y últimamente, era párroco y tenía un instituto a su cargo. “Dichoso todo aquel que muere en mi nombre, YO también lo defenderé delante de mi PADRE”.

No encuentro otra explicación sino que la Iglesia molesta. Igual sucedió con su fundador, nuestro SEÑOR JESUCRISTO. Molesta porque la Verdad siempre molesta a los que no quieren cumplirla o sólo les interesan medias verdades: “las que van a su favor y le provienen de todos sus intereses y beneficios”; las que amenazan con establecer justicia, igualdad, fraternidad y los mismos derechos, no interesan respetarlas, sino abolirlas.

Y la forma de abolirlas, según ellos es matar a quienes las siembran y cultivan. Ahí está la causa y razón por qué persiguen a la Iglesia. Sin embargo, me sorprende, más si cabe todavía, la ceguera y torpeza de aquellos que se empeñan en llevar estas medidas y persecuciones adelanten. No se dan cuenta que ya el todopoderoso Imperio romano les lleva la delantera y, antes que ellos ahora, trataron de aniquilar todo atisbo de brote cristiano con y por los medios que tenían a su alcancen.

Y de nada les sirvió, como tampoco ahora les servirá de nada a todos los que se empecinen en querer acabar, de la forma que sea, con la semilla de la Revelación: “los poderes del infierno no prevalecerán contra ella”. Son las Palabras que el SEÑOR ha prometido como garantía de que su Iglesia cumplirá su misión.

Y así ha sido durante 2008 años que lleva la Iglesia peregrinando por la tierra hasta que el SEÑOR decida que el tiempo ha llegado. Cada sangre derramada es una explosión de fe y de entrega de muchos más. Hasta yo mismo estoy dispuesto a morir por la defensa de mi fe. Es la oportunidad más palpable y testimonial de poder entregar mi vida junto a la del SEÑOR, mi DIOS y salvador.

Sí, claro que siento miedo, pero confío en el ESPÍRITU SANTO, pues no son sólo palabras, sino realidad. Igual que en estos momentos me da la fuerza para proclamarlo, también me dará la fuerza para aceptar y superar los últimos momentos de la entrega de mi vida. Igual que a Esteban, Pedro, Pablo, este joven sacerdote, y todos los mártires cristianos.

Queridos hermanos del Gobierno no podrán terminar con nuestra fe, porque nuestra fe es la vida junto al PADRE y ustedes no tienen poder para quitarla. Sólo podrán acabar con esta vida temporal de este mundo, que ustedes se empeñan en desperdiciar y en cambiarla por la plenitud eterna prometida en el otro mundo.

Hagan todo lo que quieran: cambien criterios, epc, abortos, eutanasia, quiten crucifijos, clases de religión, y muchas cosas más, pero no podrán quitar mi fe y la de muchos más que seguiremos a JESÚS porque sólo ÉL, sólo ÉL tiene Palabra de Vida eterna.

Por eso nuestra lucha no dejará nunca de existir. Siempre seguiremos adelante, porque siempre habrá alguien que enarbole la bandera de la fe en JESÚS y su Mensaje. Porque no seguimos a una doctrina o ideología, sino que seguimos a ALGUIEN que vive y está entre nosotros. Y si vive es que tiene poder sobre la muerte y todo le está sometido. Ese es el fundamento de nuestra fe: CRISTO vive y ha Resucitado.

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