viernes, 9 de diciembre de 2022

¿EN QUÉ CONSISTE SEGUIR A JESÚS? O ¿QUÉ SIGNIFICA SER CRISTIANO?

—¿Eres cristiano? —preguntó Manuel.

—Sí, — respondió rotundamente Pedro. Lo soy y a mucha honra.

—Y, supongo, ¿anuncias la Buena Noticia?

—¿Qué buena noticia? —respondió Pedro algo extrañado. Miró hacia los lados buscando alguna respuesta pero no supo que decir.

—Entonces no eres cristiano. Podrás estar bautizado, pero tu actuar no es de cristiano. Un cristiano anuncia la Buena Noticia, la Noticia de la Salvación. Estamos salvados por la muerte y Resurrección de Xto. Jesús.

—¡Hombre, eso lo sé y lo creo! —respondió Pedro.

—Pero, si no lo proclamas y vives, —¿qué cristiano eres?


El Evangelio de hoy viernes viene muy bien para reflexionar sobre este particular. ¿Somos nosotros impedimentos para que otros puedan abrir sus corazones y crecer en actitud de fe y esperanza? ¿Pretendemos crear círculos que impidan a otros expresarse tal y como experimentan la presencia de Dios entre los hombres?

 Jesús viene a hablar de todo y con todos. Escucha, habla, discute y toca todo tema que le traen. Busca la verdad y la justicia y trata con los más afectado por esa verdad y justicia. Y canta las cuarenta a todos aquellos que la falsean y la esconden en la mentira e injusticia. Ese es el Jesús que sigo y que anuncio. Un Jesús que proclama la Verdad y la Justicia por Amor. Un Amor Misericordioso.

Porque, cuando se habla en la verdad buscando el bien y la justicia, se está orando, se está abrazando y se está en verdadera comunión con Jesús y con su Santísima Madre, su primera discípula, alrededor de la que nació la Iglesia. ¿Acaso María no hizo y quería lo mismo que su Hijo?

 Porque, hablar de Jesús es hablar de la defensa del maltratado, del explotado y del indefenso. Y, en consecuencia, señalar y denunciar al aprovechado, al mentiroso y al que busca y hace el mal, sobre todo al más débil e indefenso. Conviene recordar: Mt 21. 24-27: «No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos». Y no olvidemos que Jesús puso de ejemplo a su Madre, porque ella cumple en cada instante de su vida la Voluntad de Dios.  Así que también nos conviene mucho mirar para María, nuestra Madre.

También conviene preguntarnos ¿cuál es la Voluntad del Padre? Es obvio que una actitud activa en defensa del necesitado, gratuita y por amor, debe estar apoyada y cimentada en la oración y en el apoyo en el Espíritu Santo. De otro modo no se podría sostener ni encubrir. Porque, siempre, la verdad emerge y la luz deja todo a la vista.

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