miércoles, 7 de diciembre de 2022

GANARÁS TU PAN CON EL SUDOR DE TU FRENTE.

Todos estamos obligados, es Palabra de Dios – Génesis 3,19 – y por tanto derecho natural, a ganarnos el pan con el sudor de nuestra fuente. Es evidente que todos queremos y necesitamos trabajar para ganarnos el pan nuestro de cada día y el de nuestros hijos.  Necesitamos trabajar y, en consecuencia, nace y viene con cada persona su derecho al trabajo.

Y, por la Gracia de Dios, hay trabajo, aunque muchos se empeñen en ser administradores a sus antojos de ese derecho al trabajo. Pero, también ocurre que muchos tratan de vivir sin trabajar. Eso significa y quiere decir que se empeñan en vivir a costa del sudor de otros. Tratan de darle otro sentido a las Palabras del Señor: Ganarse el pan con el sudor de frente de otros. Y eso si que no es correcto.

San Pablo lo deja claro cuando dice «el que no trabaje que no coma, (2 Ts 3,7-12)» Y también, es evidente, que quienes no quieran trabajar hacen mal al intentar vivir como parásitos de los que sudan su frente para ganarse su pan. No hace falta hablar ni pensar mucho para coincidir todos en que el derecho al trabajo es un bien pero, también, un derecho que debemos buscar y generarlo entre todos.

No es cuestión de esperar, cruzar los brazos sino en activa búsqueda y creatividad. El trabajo es un derecho, pero un derecho que pasa por la participación de todos a crearlos y generarlos. Para eso los talentos recibidos – Mt 25, 14-30 – que el Señor nos explica muy bien en esa parábola. Tienes derecho al trabajo, pero a un trabajo que compartes con otros y que crean entre todos. Cada cual según sus talentos, pero desde la verdad y la justicia.

Cuidado con aquellos que tras la seducción de darnos el pan de cada día tratan de liberarnos del trabajo y someternos a su poder. En el fondo buscan tener dominio sobre nosotros y esclavizarnos a sus intereses y satisfacciones.

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