Quizás no te hayas
dada cuenta de que Dios te ama y no te pide nada a cambio. Simplemente, que tú
le ames también en libertad. Y esa es la reacción que todo ser humano
experimenta y siente dentro de sí, corresponder al amor que recibe.
Pero, a veces no
quiere, se niega, no se siente satisfecho, prefiere responder a su egoísmo y
pasiones, y rechaza ese amor recibido. Sin embargo, sucede que aparecen
tempestades, tormentas que despiertan en él la necesidad de encontrar ese
verdadero amor que siempre ha estado a su lado, quizás esperando esa acogida.
Es el momento en
el que te das cuenta de que has sido creado para amar, y sólo el Amor
Misericordioso de Dios te llenará plenamente de gozo y felicidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario