La vida conyugal esta fundamentada en el compromiso y responsabilidad de los contrayentes, que no se apoya en el romanticismo, ni en el eros gozoso del encuentro físico y plancentero. Qué siendo parte integral de la misma, su expresión y garantía máxima está fundamentada y apoyada el el agapé que lo sostiene y le da sentido.
Por eso, la fragilidad donde se apoyan muchos encuentros amorosos se ven prontamente destruidos por las falsas actitudes que provocan los sentimientos del eros, que cuando llegan a su fin, o a su exigencias físicas más novedosas o placenteras, irrumpen en conflictos y separaciones que demandan cambios egoístas y motivaciones que satisfagan mi propio eros, marginando a otros.
Un encuentro amoroso debe ser consecuencia de un encuentro de personas que se atraen, pero que, al mismo tiempo, se comprometen. La espontaneidad no es sino consecuencia del egoísmo y de la rápida respuesta a una satisfacción irracional espontánea que no responde a la responsabilidad y que, por lo tanto, no es propia de persona, por ser inmadura y capricho de un egoísmo irracional.
Todo lo construido sobre esa fragilidad arenosa está abocado al derrumbe y, por supuesto, al fracaso, que luego será más difícil componer y reemprender. Porque lo estable, lo gozoso y duradero se construye sobre roca, sobre el intercambio, sobre el darse, sobre el agapé. Creo que lo expresado en el vídeo es tremendamente revelador y puede, con esta humilde reflexión, ayudarnos a construir, nuestro anhelado y buscado amor, sobre roca firme que no se tambalee en los momentos tormentosos de nuestra vida.
1 comentario:
Amigo Salvador. Aparentemente me sale bien en mi blog, pero cuando me meto en tu perfil y le doy donde pone tu página web sigue dando error.
Un abrazo.
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