lunes, 2 de noviembre de 2009

RECORDANDO LA MUERTE, CELEBRAMOS LA VIDA.


Si de una cosa estamos seguro en esta vida, es que tendremos que pasar por la muerte. Hemos oído en muchas ocasiones: "por eso, todos tenemos que pasar", "es una cita a la que no falta nadie" y ... muchas frases más. También, es verdad, que no nos gusta detenernos en eso, y, bien por temores, miedos o por, simplemente, no enfrentarnos a nuestra propia realidad, nos encontramos más cómodos pasando de puntilla o mirando con cierta indiferencia nuestra propio destino.

Son, siempre vuelta con lo mismo, nuestros temores, preocupaciones y problemas que nos envuelven en un mundo autoengañado en el cual nos gusta traicionarnos y distorsionar la realidad. Porque, en el esfuerzo de ser sinceros, tendremos que aceptar que es una contradicción esconder la cabeza y mirar para otro lado. No, con eso, vamos a cambiar nuestra propia realidad, y, miremos o no de frente, ella llegará cuando sea su momento.

Lo razonable y correcto es enfrentarnos al hecho de nuestra realidad y buscar la verdad que en ella está contenida, pues de no ser así iremos a la deriva y nos encontraremos con sorpresas, que no desaparecerán por el simple hecho de no hacerle frente. Contradictoriamente, sabemos y constatamos que no se trata de fantasía, sino de un hecho que experimentamos desde fuera en otros cada día.

Hoy celebramos la festividad de recordar a los que ya han tenido, de una u otra manera, la hora de enfrentarse a su propia realidad, que a la vez, repito, es la de todos. Y lo celebramos, al menos, eso es lo que a mí me parece deberíamos hacer, con la esperanza de que no se ha dicho la última palabra. Hay una muerte aparente que dará paso a una Vida verdadera y plena según hayamos vivido y creído en ella. Y hay que decirlo así porque, no debemos autoengañarnos, la razón nos dice que es justo que haya un premio o castigo. Eso lo llevamos innato en nuestro entendimiento y corazón.

Y pienso que para aquellos que creen que todo ha terminado, la separación, a parte de no tener sentido, tiene una mayor desesperación y frustración que hace insalvable el recorrido que nos resta por andar en nuestra propia vida. También, el vacío de no encontrar respuestas a lo que consideremos injusto, casual, mala suerte, resignación...etc. Todo es oscuro y sin sentido.

Sin embargo, para aquellos que se apoyan en la Fe de la Palabra de JESÚS, la muerte no es otra cosa, a pesar de la dureza de la separación humana, que el paso de una vida terrenal y humana, a la vida Gloriosa y verdadera en la presencia gozosa y eterna del PADRE que nos hace participe de su Gloria. Es por lo tanto un momento doloroso por la separación y el sufrimiento, pero gozoso en una paz y alegría contenida que nos llena de esperanza en saber que hemos pasado a mejor vida, donde no hay ya mentiras, sufrimientos, desengaños, luchas, preocupaciones, esfuerzos, perezas, trabajo, enfermedad, miedos, temores...etc.

Desde esta Fe, la muerte, como diría Sor Emmanuelle, es la hora más importante y maravillosa de nuestra vida, porque en ella tenemos la cita con Aquel a quien buscamos y en el que tenemos puesta toda nuestra confianza de resucitar como ÉL lo hizo.

Por eso, aunque el día de hoy está teñido de cierta oscuridad y penumbra, en el fondo resplandece una luz de esperanza y paz que inunda todo nuestro ser y nos colma de alegría y gozo de sabernos Resucitado en XTO.JESÚS.

2 comentarios:

eligelavida dijo...

Hola Salvador;

Efectivamente estos son unos días, incluso un mes, para celebrar la vida. Cuando la Iglesia nos habla, y lo hace mucho durante este mes, del cielo, el infierno y el purgatorio, no nos habla de la muerte porque sí, sino de la vida a la que aspiramos. Me han gustado mucho las últimas entradas. Siempre me alegro cuando veo que publicas algo nuevo. Un abrazo.

Salvador Pérez Alayón dijo...

Muchas gracias por tu opinión y por tu apoyo que, aunque no debe ser lo que pretendemos, sí estimula y anima a entregarse con más entusiasmo si cabe.
La vida se nos ha dado en JESÚS, una Vida de Gloria que se nos regala por el PADRE para gozar junto a ÉL, más, nosotros, sus hijos, la rechazamos voluntariamente por la basura que nos ofrece este mundo. Y no con esto quiero decir que la vida en este mundo no sea maravillosa. Pienso que sí lo es, pero sólo vivida desde, en y por JESÚS. Fuera de ÉL nada tiene sentido, pues todo es caduco.
Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS.

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