No se podrá recoger peras si hemos plantado manzanas. No esperemos que el país se arregle si no buscamos las personas idóneas para arreglarlo. ¿Y qué clase de semilla habrá que plantar para que los frutos sean los que buscamos? Esa es la cuestión, pero eso exige el esfuerzo y compromiso de todos, porque luego todos queremos comer de esos frutos.
No cabe duda que esas personas deben reunir unas condiciones concretas. Un gobernante debe ser un persona que busca el bien de los gobernados. No persigue su propio interés ni aprovecharse de su poder y la confianza de los electores. Y debe ejercer su gobierno con justicia, respeto a la libertad y al bien común de todos los ciudadanos bajo su gobierno.
No es fácil encontrar personas con esas actitudes, pero es responsabilidad de todos tratar de buscarlas, porque las hay. Hay partidos que se presentan y prometen ejercer de acuerdo con esas condiciones, pero no son votados ni tenidos en cuenta. La tarea no es fácil ni se consigue de hoy para mañana. Quizás pueda costar varias elecciones que supone una o dos decenas, pero vale la pena empezar el trabajo.
Apostar por partidos, ahora pequeños, implica sus riesgos, pero es el camino y da esperanzas. La cosecha lleva su tiempo, pero detrás de ella, a pesar del trabajo, se esperan los frutos. Es cuestión de empezar a ser fieles a nuestro compromiso de Bautismo.
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