La experiencia de la vida nos demuestra que las cosas buenas, entendiendo por buenas, el bien común, la justicia y los derechos humanos, la libertad y el respeto a la dignidad humana, cuestan mucho conseguirlas y sostenerlas, pero perderlas es cosa muy fácil. En España está pasando algo de eso en estos últimos años.
Nos preceden unos hombres que han sabido renunciar a su propio protagonismo, para dar estabilidad y clima de paz a un país que lo necesitaba para crecer en justicia, igualdad, economía y paz. Y lo ha hecho ese país que se llama España.
Hoy no parece que existan esos hombres, como los de hace unos años, que tengan la madurez y la sabiduría necesaria para saber discernir donde está el bien común de todos los españoles y el país. Faltan líderes que sepan liderar lo que realmente se necesita. Personas que sepan anteponer a sus apetencias y egoísmos el bien común y la unidad de España.
Porque sólo un país que sepa sostenerse en la unidad, en la justicia e igualdad, el reparto económico y la honradez y verdad, sabrá encontrar el camino de la convivencia y la paz. Los pueblos que matan, no sólo la vida, sino los valores que defienden los derechos y la paz; la solidaridad y la fraternidad; el amor y la verdad, son los que viven y se mantienen firmes.
Como creyente no puedo sino decirlo. Ser responsable y saber donde puedo depositar mi voto según estos valores, y rezar mucho para que el Espíritu Santo ilumine a aquellos que tengan buena voluntad.
FELIZ AÑO 2016
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