martes, 18 de noviembre de 2008

El poder de las palabras





Ere lo que escribes y como escribes. Todo lo que expresas y cuentas está trasportados por el vehículo de la palabra. Las palabras trasportan nuestras ideas y pensamientos para que otros al recibirlas conozcan y sepan lo que pensamos, hacemos y somos. Sin las palabras dificilmente podríamos entendernos y muy poco sabríamos unos de los otros. Ahora bien, las palabras, dice el refrán, se las lleva el viento y al mismo tiempo que las oímos, las perdemos en el horizonte del olvido y la comprensión.

Fosilizarlas en el papel perenne que las retiene y mantiene vivas hace que podamos saborearlas, engullirlas y darle el gusto y sentido que verdaderamente traen y significan. El invento de la escritura, del alfabeto, ha revolucionado toda nuestra vida enriqueciéndola de saber, conocimiento y cercanía. Porque las palabras escritas acercan a los pueblos y los ponen en relación unos con otros. ¡Qué gran valor el de la escritura!

Hoy, deslumbrados por los medios de comunicación, se nos olvida esa importancia fundamental de la palabra. La tele, el cine, la prensa y los libros nos ingestan con sus historias, cuentos y noticias que nos derriten en el olvido de la letra que hace posible todo eso. ¡Cuanto saber recibido y dado por medio y a través de la palabra escrita! Mis amigos blogueros, sin haberme visto, sin saber nada de mí, pueden por la palabra escrita conocerme, saber mi forma de pensar, mis principios, mis fundamentos, mi formación y, por medio de la fotografía, mi imagen.

Rindo desde aquí y a través de este estupendo vídeo, tomado del blog de Benita, un humilde homenaje a la palabra escrita, vehículo que nos relaciona y hace posible que yo pueda existir porque sé que también existes tú. La escritura me permite cumplir con mi vocación a la que estoy llamado: comunidad, y en la cual puedo recibir y dar, para alcanzar la plena realización del amor.

¡Y que decir del libro!, es como un muñeco donde la palabra escrita representa su corazón y su vida. No nos sería posible contar la ingente cantidad de palabras escritas que componen los libros. ¡Nos perderíamos! Sin embargo, cuantas historias y momentos gratos que nos han hecho pasar. Cuanto nos han enseñado y apasionado con sus intrigas y descubrimientos. Sería impensable pensar vivir sin la palabra escrita, pues es inconcebible la pobreza a la que estamos avocados sin no la conocemos. Sólo me resta darles gracias a DIOS, los demás seres que habitan la tierra no la tienen, por tan apreciable tesoro.

4 comentarios:

Hilda dijo...

Ahora ando de paseo por este blog, yo vi ese video en el blog de Benita y me gustó mucho, me hizo recordar las razones por las cuales me gusta tanto leer.
Saludos desde México. Hilda

Salvador Pérez Alayón dijo...

Hola Hilda, en primer lugar darte las gracias por tus comentarios. Ya los he visto, un poco por encima; iré contestándole a todos con mucho gusto. Doy gracias al ESPÍRITU SANTO porque existan personas como tú donde nos podemos apoyar y reconfortarnos mutuamente en CRISTO, nuestro SEÑOR. Me parece vivir una Ultreya perenne y extraordinaria.
Muchas gracias por apuntarte a mi blog como seguidora. Lo he puesto recientemente y eres la primera. Cuéntame entre tus seguidores, pues aunque tienes muchos comentarios, yo seré uno a partir de ahora.
Te invito desde aquí a que vivas un Cursillo de Cristiandad, no sé si los conoces; es una experiencia, personal y comunitaria, de encuentro con el SEÑOR. En Mejico los hay, pues están por todas partes del mundo.
Me parecen muy acertados, no porque coincidamos, todos tus comentarios sino porque llevan dentro lo único y verdaderamente importante. DIOS.
Un abrazo en CRISTO.

DasGretchen dijo...

¡Hola amigo!
Qué interesante.
Si te digo la verdad, yo creo que a menudo escojo la palabra o forma de expresar algo equivocada. ¡¡¡Qué bueno es poder rectificar!!!
Un abrazo

Salvador Pérez Alayón dijo...

Dice el refran que de sabio es rectificar, así que sabias palabras has dicho, amiga DasGretchen, cuando estimas por bueno rectificar.
Un abrazo en CRISTO.

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