Cuando han pasado unos 2009 años parece que aquella orden sin sentido y desesperada fue como un sueño, como algo que más que realidad fue leyenda. Sin embargo, el miedo a perder su acomodada posición, el temor de perder poder y riquezas enloquece al ser humano y lo esclaviza sometiéndolo al poder de la vanidad y la avaricia.
Hoy se sigue oyendo aquella voz: "¡Matad a todos los recién nacidos de dos años para abajo!" (Mt 2, 16), pero ahora no ya de dos años, sino cuando están en el seno de su madre. Se les impide llorar y lamentarse: "Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento; es Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existe" (Mt 2, 18).
Nada ha cambiado, mejor, diríamos que ha empeorado y siguiendo el curso de la historia hoy se mata más que ayer. Hay tanta contradicción y mentira en la vida del hombre que es capaz de proclamar que hoy te quiero más que ayer, pero menos que mañana sin tomar conciencia que hoy mata más que ayer, pero menos que mañana.
Y no hay otra razón que la lejanía de DIOS lo que hace al hombre separarse más de su propia verdad y realidad. Creado para ser amado y amar decide amarse y no dejarse amar. Y cuando el hombre se ama a sí mismo se enfrenta al que tiene a su lado, porque se siente amenzado por el amor del otro. Amarse a sí mismo comporta no dejarse amar por el otro porque ese amor le quema y le obliga a olvidarse de sí y corresponder al otro.
Y detrás de este trasfondo, falso, teñido de oscuridad, construido sobre arena movediza se alzan las voces de quienes hoy defienden la verdad y buscan al Profeta que la proclama para, aparentemente acogerlo y darle gloria de muerte aniquilando todo lo que se interpone entre su gloria y ambición. Son los nuevos Herodes del siglo XXI que defienden los derechos humanos, la libertad, la justicia y la paz, pero aniquilan la vida de aquellos que les amenazan y les complican su reinado.
Son los nuevos profetas de la mentira y del engaño que utilizan sus talentos y bienes recibidos para disfrazar la verdad de mentira y teñir la vida de muerte poniendo todas sus estrategias y habilidades en favor del poder que esclaviza y somete. Son los que presiden y dirigen las naciones alardeando de servicio, de verdad, de justicia y paz y quitan la vida y defiende la muerte. Son los nuevos Reyes que buscan información para cortar toda raíz todo brote que amenace desplazarlo de su buena poltrona y reinado. Son los que hablan de paz imponiendo la muerte.
Y también nosotros si no luchamos, si no nos oponemos en la medida de nuestras posibilidades, si no levantamos nuestra voz, pequeña y humilde, pero voz al fin y al cabo, estaremos colaborando y participando en esas inmensas e inacabables matanzas. Es la hora de no permanecer callado, pasivo, disconforme, disidente, separado, dividido, sino todo lo contrario, unidos en un mismo sentir y querer: la vida es un regalo que no se puede tocar. Es la hora del regreso de Egipto para defender y afirmar que la esclavitud ha terminado y que el hombre es libre y su libertad no le permite matar ni defender la mentira. El hombre sólo está hecho para la verdad.
Hoy se sigue oyendo aquella voz: "¡Matad a todos los recién nacidos de dos años para abajo!" (Mt 2, 16), pero ahora no ya de dos años, sino cuando están en el seno de su madre. Se les impide llorar y lamentarse: "Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento; es Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existe" (Mt 2, 18).
Nada ha cambiado, mejor, diríamos que ha empeorado y siguiendo el curso de la historia hoy se mata más que ayer. Hay tanta contradicción y mentira en la vida del hombre que es capaz de proclamar que hoy te quiero más que ayer, pero menos que mañana sin tomar conciencia que hoy mata más que ayer, pero menos que mañana.
Y no hay otra razón que la lejanía de DIOS lo que hace al hombre separarse más de su propia verdad y realidad. Creado para ser amado y amar decide amarse y no dejarse amar. Y cuando el hombre se ama a sí mismo se enfrenta al que tiene a su lado, porque se siente amenzado por el amor del otro. Amarse a sí mismo comporta no dejarse amar por el otro porque ese amor le quema y le obliga a olvidarse de sí y corresponder al otro.
Y detrás de este trasfondo, falso, teñido de oscuridad, construido sobre arena movediza se alzan las voces de quienes hoy defienden la verdad y buscan al Profeta que la proclama para, aparentemente acogerlo y darle gloria de muerte aniquilando todo lo que se interpone entre su gloria y ambición. Son los nuevos Herodes del siglo XXI que defienden los derechos humanos, la libertad, la justicia y la paz, pero aniquilan la vida de aquellos que les amenazan y les complican su reinado.
Son los nuevos profetas de la mentira y del engaño que utilizan sus talentos y bienes recibidos para disfrazar la verdad de mentira y teñir la vida de muerte poniendo todas sus estrategias y habilidades en favor del poder que esclaviza y somete. Son los que presiden y dirigen las naciones alardeando de servicio, de verdad, de justicia y paz y quitan la vida y defiende la muerte. Son los nuevos Reyes que buscan información para cortar toda raíz todo brote que amenace desplazarlo de su buena poltrona y reinado. Son los que hablan de paz imponiendo la muerte.
Y también nosotros si no luchamos, si no nos oponemos en la medida de nuestras posibilidades, si no levantamos nuestra voz, pequeña y humilde, pero voz al fin y al cabo, estaremos colaborando y participando en esas inmensas e inacabables matanzas. Es la hora de no permanecer callado, pasivo, disconforme, disidente, separado, dividido, sino todo lo contrario, unidos en un mismo sentir y querer: la vida es un regalo que no se puede tocar. Es la hora del regreso de Egipto para defender y afirmar que la esclavitud ha terminado y que el hombre es libre y su libertad no le permite matar ni defender la mentira. El hombre sólo está hecho para la verdad.
4 comentarios:
Así es Salvador. Cada vez aparecen nuevos Herodes y hoy, tristemente, se mata más que ayer. Además se mata al indefenso y al más necesitado. Me preocupa la nueva ley del aborto, pero te aseguró que mucho más me asusta la connivencia social con el asesinato de los inocentes. Es como si la sociedad ignorará que existe una ley natural que, tanto creyentes como no creyentes debemos respetar para sobrevivir. Cuando oigo hablar de ‘consenso’ en un tema tan grave, pienso que la degradación social es máxima. Si los sanos decidimos matar a los enfermos, los fuertes a los débiles, los ricos a los pobres… ¿en que nos convierte eso?
Tienes toda la razón,elige, y me avergúenzo socialmente de sentirme Iglesia y que permitamos tales crimenes. ¿qué católicos somos que permanecemos impasible conniviendo con estos crimenes?
A cada dos por tres estoy escribiendo, a través de "Hazte oír" escritos a los partidos y Parlamento para defender la vida y abolir el aborto. Ahora voy a hacer uno. Acabo de recibir un mensaje de Ignasio Ursuaga al respecto.
Supongo que tú conocerás eso y pienso que debes unirte, pues cuanto más seamos más ayudaremos a tomar conciencia de esta realidad.
Un abrazo en XTO.JESÚS.
Creo que los Herodes de hoy son más crueles que aquel de hace más de 2000 años, los de hoy son insaciables y el sectarismo y el materialismo les lleva a actuar sin limites.
Un abrazo
Totalmente de acuerdo, ICUE, y las consecuencias están ahí. !Qué gran contradicción! En una sociedad de derechos y libertades; en una sociedad donde el hombre quiere dar respuesta a sus interrogantes y construir un mundo más justo desde la razón y la técnica, resulta que nos matamos y destruimos cada vez más.
Un abrazo en XTO.JESÚS.
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