Cuando se quiere rememorar el pasado debe perseguirse buscar la verdad de ese pasado, porque hacerlo para mentir no trae buenos resultados y es algo que sólo sirve para perjudicar, sembrar más odio y guerras entre los pueblos. Este es el caso de la tan nombrada memoria histórica que nuestro Gobierno se ha empeñado en descubrir.
Y la memoria, por el hecho de ser memoria, no tiene nada que descubrir, pues si es memoria está descubierta y sólo lo que habrá que hacer es recordarla y aprovecharla para sacar lecciones que nos ilumine a no cometer los mismos errores y tropiezos que sembraron la discordia y tragedia entre los pueblos. Por lo tanto, se impone, por sentido común, recordar lo que es verdadero, pues la mentira no es buena volverla a traer a la actualidad.
Y nuestro querido Gobierno se ha empeñado en sembrar la mentira. Es la enésima prueba de sus malas intenciones, y de sus prácticas injusta de aplicar el derecho, la justicia y la igualdad entre los ciudadanos. Porque a la hora de recordad se debe recordar lo de todos, no lo de un bando y lo del otro no. Y, también, de financiar lo de todos, no lo de un bando y lo del otro no.
Y no se debe mentir diciendo entre otras que, los de un bando ya se han honrado y celebrado, porque este testimonio encontrado en la mina de Camuña lo pone en evidencia, y deja sentado que todavía hay muchos cuerpos vilmente asesinados de muchos españoles, ajenos a la guerra, que fueron muertos sin motivo ni causa alguna. Los testimonios de los que lo vieron testifican que, simplemente, por motivos religiosos.
No se puede despertar y proclamar mentiras cuando se presentan a unos, los vencedores, como genocidas y fascistas, cuando otros, los vencidos, no admiten su derrota habiendo antes actuado como verdaderos fascistas y asesinando, en la contienda, a incontables ciudadanos inocentes que no participaban en la contienda. Simplemente por el hecho de ser creyentes en JESÚS de Nazaret.
La verdad no está en aquel que pretende apoderarse de ella, sino en aquel que la hace vida de su vida y la vivencia en su quehacer diario y en todo lo que rodea su ambiente de familia, trabajo, sociedad... He conocido y conozco a muchos que se proclaman defensores de la libertad y los derechos humanos y, luego, en sus propias familias se comportan y actúan como verdadero fascistas y dictadores. ¿Puede entenderse esto?
Los creyentes, mártires al morir por su fe, son reconocidos como martir porque mueren perdonando a sus verdugos. Y no sólo eso, sino que sus familias, creyentes también, siguen siendo fieles a ese ideal de actuar como lo harían ellos y en consecuencia con su fe en CRISTO JESÚS. Y esto, como dijo Juan Manuel de Prada, no es cosa que se fraguó de un día para otro, sino producto de una maduración y purificación de muchos años derivado de su compromiso Bautismal y de su apertura a la acción del ESPÍRITU SANTO que les da las fuerzas para poder perdonar a sus enemigos.
Pero el problema no es el pasado, inmóvil y sin posibilidad de ser cambiado. El problema es el presente y el ahora de aquellos que, autoproclamándose poseedores del derecho y la verdad, intenta mentir y decir que son unos los culpables y los genocidas cuando la verdad es que todos han tomado parte en una guerra sin sentido como lo son todas. Pero que, de señalar a algunos de los dos, hay que descubrir los asesinatos, al margen de la guerra, de aquellas personas inocentes, ajenas a la política y, lo peor, condenadas por su fe católica en JESUCRISTO y la Iglesia.
Y sin ningún miramiento, sino en linchamientos sin escrúpulos, fuera de todo respeto y martirizando a la persona que, por ellos y ante ellos, ha dejado de serlo, y la han convertido en un juguete, en un objeto u cosa sin valor. Baste este testimonio espantoso, que refleja de forma cruel todo y más de lo que pueda decir.
Creo que el Sr. Zapatero esta endemoniado y disparatado, pues esta conducta partídista, financiando a unos y a otros no, con dinero de todos le deja en evidencia. Muy bien podría destinar unos millones para desenterrar a todos aquellos, centenares, que subyacen en la mina de Camuñas después de ser asesinados sólo por el hecho de confesarse creyente en XTO.JESÚS.
Hoy se intenta hacer lo mismo, y tendrán que volver a repetir lo de ayer, porque nos podrán quitar la vida física pero no la vida que anhelamos y la que conseguiremos esforzándonos en vivir de igual forma que lo hizo JESÚS. En ÉL estamos salvados y nada ni a nadie podemos temer.
Y la memoria, por el hecho de ser memoria, no tiene nada que descubrir, pues si es memoria está descubierta y sólo lo que habrá que hacer es recordarla y aprovecharla para sacar lecciones que nos ilumine a no cometer los mismos errores y tropiezos que sembraron la discordia y tragedia entre los pueblos. Por lo tanto, se impone, por sentido común, recordar lo que es verdadero, pues la mentira no es buena volverla a traer a la actualidad.
Y nuestro querido Gobierno se ha empeñado en sembrar la mentira. Es la enésima prueba de sus malas intenciones, y de sus prácticas injusta de aplicar el derecho, la justicia y la igualdad entre los ciudadanos. Porque a la hora de recordad se debe recordar lo de todos, no lo de un bando y lo del otro no. Y, también, de financiar lo de todos, no lo de un bando y lo del otro no.
Y no se debe mentir diciendo entre otras que, los de un bando ya se han honrado y celebrado, porque este testimonio encontrado en la mina de Camuña lo pone en evidencia, y deja sentado que todavía hay muchos cuerpos vilmente asesinados de muchos españoles, ajenos a la guerra, que fueron muertos sin motivo ni causa alguna. Los testimonios de los que lo vieron testifican que, simplemente, por motivos religiosos.
No se puede despertar y proclamar mentiras cuando se presentan a unos, los vencedores, como genocidas y fascistas, cuando otros, los vencidos, no admiten su derrota habiendo antes actuado como verdaderos fascistas y asesinando, en la contienda, a incontables ciudadanos inocentes que no participaban en la contienda. Simplemente por el hecho de ser creyentes en JESÚS de Nazaret.
La verdad no está en aquel que pretende apoderarse de ella, sino en aquel que la hace vida de su vida y la vivencia en su quehacer diario y en todo lo que rodea su ambiente de familia, trabajo, sociedad... He conocido y conozco a muchos que se proclaman defensores de la libertad y los derechos humanos y, luego, en sus propias familias se comportan y actúan como verdadero fascistas y dictadores. ¿Puede entenderse esto?
Los creyentes, mártires al morir por su fe, son reconocidos como martir porque mueren perdonando a sus verdugos. Y no sólo eso, sino que sus familias, creyentes también, siguen siendo fieles a ese ideal de actuar como lo harían ellos y en consecuencia con su fe en CRISTO JESÚS. Y esto, como dijo Juan Manuel de Prada, no es cosa que se fraguó de un día para otro, sino producto de una maduración y purificación de muchos años derivado de su compromiso Bautismal y de su apertura a la acción del ESPÍRITU SANTO que les da las fuerzas para poder perdonar a sus enemigos.
Pero el problema no es el pasado, inmóvil y sin posibilidad de ser cambiado. El problema es el presente y el ahora de aquellos que, autoproclamándose poseedores del derecho y la verdad, intenta mentir y decir que son unos los culpables y los genocidas cuando la verdad es que todos han tomado parte en una guerra sin sentido como lo son todas. Pero que, de señalar a algunos de los dos, hay que descubrir los asesinatos, al margen de la guerra, de aquellas personas inocentes, ajenas a la política y, lo peor, condenadas por su fe católica en JESUCRISTO y la Iglesia.
Y sin ningún miramiento, sino en linchamientos sin escrúpulos, fuera de todo respeto y martirizando a la persona que, por ellos y ante ellos, ha dejado de serlo, y la han convertido en un juguete, en un objeto u cosa sin valor. Baste este testimonio espantoso, que refleja de forma cruel todo y más de lo que pueda decir.
Creo que el Sr. Zapatero esta endemoniado y disparatado, pues esta conducta partídista, financiando a unos y a otros no, con dinero de todos le deja en evidencia. Muy bien podría destinar unos millones para desenterrar a todos aquellos, centenares, que subyacen en la mina de Camuñas después de ser asesinados sólo por el hecho de confesarse creyente en XTO.JESÚS.
Hoy se intenta hacer lo mismo, y tendrán que volver a repetir lo de ayer, porque nos podrán quitar la vida física pero no la vida que anhelamos y la que conseguiremos esforzándonos en vivir de igual forma que lo hizo JESÚS. En ÉL estamos salvados y nada ni a nadie podemos temer.
4 comentarios:
Pienso muchas veces que lo que hace Zapatero es mucho peor que lo que hicieron con aquellos mártires que hoy se descubren sus cuerpos, a ellos les quitaron la vida y están junto a Dios, pero lo que este señor quiere es quitarnos a Dios, y eso no podemos consentirlo.
Un fuerte abrazo
Estimado hermano Salvador:
¡Que gran verdad impregna cada palabra de esta entrada!
Pero la Verdad... nos hará libres.
Un fuerte abrazo en Xto. Jesús.
Y no lo consentiremos aunque nos vaya en ello la vida, ICUE, como hicieron los creyentes que fueron arrojados al pozo de la mina.
El ESPÍEITU SANTO está en nosotros y nosdará la fortaleza necesaria para resistir contra la mentira y la maldad.
Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS.
Sí, Padre Efrén, la Verdad nos hará libres para resistir y caminar hacia la Casa del PADRE sin desfallecer.
Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS.
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