viernes, 8 de enero de 2010

PORQUE NO ERES NI CALIENTE NI FRIO....


No sé como sería el mundo si los creyentes fuéramos consecuentes con nuestra fe. Supongo que siempre existiría el mal, porque el mal está en el mundo. Sin embargo, las cosas serían de otra forma y el testimonio del creyente conseguiría mejorar muchas cosas que ahora, por miedo y cobardía, son como les parece a los que siembra el mal.

A la hora de ser coherentes con nuestra fe, no aparecemos por ninguna parte. Nuestras Iglesias muy visitadas los domingos y fiestas de guardar, en los momentos celebrativos litúrgicos, unos ocho millones de creyentes, no se notan luego en la vida social y en las decisiones fundamentales que cuestionan nuestra fe. ¿Qué sucede?

Creo que tenemos dos vidas, una para la Iglesia y otra para el mundo. Y prevalece esta última ante la otra, pues estamos más con las cosas del mundo que con las de DIOS. Y esto debe servirnos para interrogarnos y plantearnos, todos, desde el clero al último seglar, donde estamos y a que nos compromete nuestra fe.

He recogido una reflexión que describe muy claramente todo este sentir que yo expresaría muy pobremente. Por su importancia y su claridad la expongo a continuación, y creo debe ser punto de meditación y de plantearnos nuestro papel en este mundo que empieza a vivir muy de espaldas a su propia salvación. Creo que estamos dormidos, tal y como la siguiente reflexión nos delata.

Cristianos durmientes
Esta es una iglesia de corazones cobardes y manos débiles. Ni milita, ni hace penitencia, ni goza
Autor: José Manuel Domínguez Prieto | Fuente: Almudi.org
Antaño se enseñaba que los miembros de la Iglesia católica formaban tres grandes grupos: el militante, que «peregrina» en la Tierra trabajando por el Reino; el purgante, formado por aquellos que, tras su muerte, están purificándose para poder entrar en la Vida Eterna, y el triunfante, formado por aquellos bienaventurados que ya están en la presencia del Padre.

Pues bien, hoy podríamos añadir otra categoría más: la Iglesia de los cristianos durmientes.

Pertenecen a este grupo los que bautizan a sus hijos por la Iglesia y gustan de convocar a un montón de sacerdotes para celebrar el funeral del padre o de la madre (pues hasta esto cuantifican y toman como criterio de distinción y clase), pero pasan el resto de su vida ignorando a esa Iglesia a la que dicen pertenecer. Espiritualistas el domingo de doce a doce y media y materialistas el resto de la semana, viven con desgana todo lo que suene a religioso.

Intercambian ritos por seguridad, buscadores de precauciones, de prudencias, de virtudes adornadas de adormidera. Falsos creyentes a los que su tibieza les llevó a considerar virtuoso lo que no es sino la dimisión de sí mismos. Y así terminan por llamar mansedumbre a la debilidad de carácter, humildad a su impotencia, resignación a su cobardía. Y son los que, al final, terminan por protestar y enfadarse cuando Dios no se pliega a su voluntad: Hágase mi voluntad, así en el cielo como en mis tierras.

Se acuerdan de la Iglesia-institución sólo para criticarla. Y en esto andan bien despiertos en no dejar títere con cabeza. Son especialistas en criticar al Papa: si viaja, porque viaja; si no, porque no viaja. Si es viejo, porque es viejo. Y si es viejo y viaja, aún peor. Y critican al obispo, y al cura de la parroquia y a este y aquel movimiento. Sólo ellos, más allá del bien y del mal, parecen estar en la verdad sobre lo que la Iglesia debiera ser. Pero a la vez que critican, no mueven un dedo por hacer las cosas bien. Ni por hacerlas mal. Y a quien hace, se le asaetea, se le somete a todo tipo de críticas, enmiendas, correctivos y sermones. Ni hacen ni dejan hacer. No quieren compromisos pero no soportan el compromiso de otros. Y desde su mirador, critican, se quejan, exigen y pontifican ex cathedra.

Despiertan sólo para asistir, tediosamente, a alguna procesión, al rito de alguna boda, o para «hacerle la primera comunión» al niño (lo cual cada vez consiste más en la copiosa comida postsacramental que en el mismo sacramento, no faltando nunca quien aconseje al cura que «termine rapidito» que les esperan en el restaurante).

Asisten "religiosamente" a ver el partido de fútbol del sábado y el domingo, pero a la Eucaristía asistirán si apetece y se ponen bien las cosas. Amodorrados el sábado y el domingo y estresados durante la semana, pondrán siempre todo tipo de excusas para asistir a alguna reunión formativa. Pero siempre tendrán tiempo para un viajecito de fin de semana, para ir de rebajas o para echar alguna horita extra en la empresa. El euro es el euro.

Rechazan toda opinión que venga de la «jerarquía católica», como "imposición intolerable", pero se abrirán de par en par, acrítica y atolondradamente, a cualquier opinión ajena, dicha por cualquier persona en cualquier lugar, especialmente a aquellas que atacan a su propia Iglesia, sin hacer el mínimo esfuerzo de cotejar en las fuentes la verdad de lo que se dice. Siempre atentos al cotilleo acerca de los desmanes del cura de tal o cual pueblo, nunca tendrán ojos ni oídos para reconocer el trabajo intenso y fecundo hecho por católicos militantes.

Cristianos tibios, desencantados, tristes, porque ya no creen en nada, no conocen la alegría de la Salvación, porque ya nada quieren saber de salvación ni de "kerigmas".

Esta iglesia durmiente perdió su primer impulso, su entusiasmo, su vigor. No es ni fría ni caliente. Ya no sabe quién es ni se acuerda de lo que recibió. Es una iglesia de corazones cobardes y manos débiles. Ni milita, ni hace penitencia, ni goza.

(Resumen de un artículo para la prensa de José Manuel Domínguez Prieto. www.almudi.org)

4 comentarios:

eligelavida dijo...

Una reflexión muy interesante. Hay que recordar que el Señor nos advierte en el Evangelio que los hijos de las tinieblas son más astutos que los hijos de la luz. Nos falta astucia y nos sobran respetos humanos y conformismo. Ojalá sepamos unir esas dos vidas que describes, en una sola, porque sólo viviendo la unidad de vida podremos ser auténticos testigos de Cristo. Un abrazo.

rara calma dijo...

Verdaderamente tu reflexión es un espejo de lo que nos sucede como cristianos dentro de una sociedad. Creo que en muchos momentos de nuestra vida olvidamos aquellas palabras de "estar en el mundo pero no ser del mundo". Seguramente que a muchos nos valdría ser fríos o calientes antes que la anestesia con la que también rasgamos nuestras vestiduras al decirnos "católicos". Y te hablo Salvador en segunda persona del plural porque me incluyo entre ellos. En algunas épocas de mi vida más que en otras, pero sé que me falta mucho camino para pasar por la puerta estrecha y alcanzar una fe adulta. Gracias Salvador por esta entrada, has hecho que tenga un propósito más claro este año ya que se suma al camino que deseo retomar.

Un abrazo, que el Espíritu te cobije a la sombra de sus alas y siga derramando sus dones en tí.

Bendiciones!

luispdzp dijo...

Hola amigo Salvador:

Te deseo un Feliz año para ti y tu familia, que Dios los colme de muchas bendiciones en este año.

Este tema que acabas de tocar también se vive en mi país, por lo que este de los ctólicos durmientes es a nivel mindial. Un Padre que fue el Pérroco de mi comunidad les dice los "católicos aguados", porque son personas que no tienen el ánimo y la esperanza de seguir adelante con su Iglesia como Cuerpo Místico de Cristo. Como de decía el hermano del comentario anterior, el demonio se vale de muchas cosas para mantener a estos anclados a las cosas del mundo. Hay que orar y actuar por ellos, en el continente americano se está llevando la llamada Misión Continental Evangelizadora, en la que estamos llamos todos los discipulos y misioneros en Cristo para evangelizar a todos estos hermanos y a los que están alejados de la Iglesia para que forme parte activa como miembros del Cuerpo Místico. Es un trabajo largo y fuerte, que ha sido iluminado por el Espíritu Santo esperamos en algún tiempo ver resultados con el favor de Dios y María Santísima.

Dios te cuide.

Salvador Pérez Alayón dijo...

Queridos amigos y hermanos en XTO.JESÚS, se hace necesario tomar conciencia de lo que está ocurriendo y de actuar coherentemente para sembrar de buena semilla toda la tierra. El tiempo apremia y no es cosa de tomárnoslo a broma.

Acabo de publicar una segunda reflexión donde expongo integramente una reflexión de lo que está ocurriendo actualmente recibida de la Agencia de Noticias Nacionales Hispanoaméricana. Es para ponerse a temblar.

Confiados y apoyados en la asistencia del ESPÍRITU SANTO debemos dar seria respuesta de nuestro compromiso de Bautismo, que este último domingo hemos celebrado.

Un abrazo.

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