sábado, 22 de mayo de 2010

CUANDO SE TRATA DE OTROS, LAS COSAS SE VEN DE DIFERENTE COLOR.


Hay muchas opiniones y derechos cogidos a la carta. Cada cual se fábrica su propia verdad y se aplica su propia justicia.

¡Mi cuerpo me pertenece!, y, en consecuencia, decido yo lo que debo hacer con él. Nadie me va a decir, y menos mandar en lo que es mío, ¡faltaría más!

Los valores libertad, derechos, respeto, se han distorsionados, o al menos coincidirán conmigo en que cada cual los administra según les convenga a sus intereses. La confusión se apodera del ambiente que transforma el pensamiento y provoca el autoengaño favorecido por la inclinación que el ser humano tiene hacia su propio egoísmo.

Todo, hilado desde una realidad irreal tiene su lógica aparente y convierte lo normal en corriente. Llegamos a la temeridad de convertir la verdad en mentira, y en el mejor de los casos dejarla adulterada y a media verdad, con lo cual ya no sabemos lo que está bien o mal.

Así, asomados a la ventana de la calle, oímos de todo, y hay opciones y tendencias de todo los gustos: abortos, no abortos, matrimonios de hombres y mujeres, entre hombres, entre mujeres, eutanasia, soy heterosexual, homosexual, lesbiana, bisexual...etc. Al final no sé lo que soy, si hombre o mujer, u otra cosa.

Es necesario levantarse, serenarse, y tratar de construir la verdad de mi origen y destino, porque, de no hacerlo, correré el peligro de perderme, y en la pérdida perecer.

Animado desde ese pensamiento necesario, razonable y fundamental, me parece de vital importancia, pararme y buscando en mi interior sacar toda la verdad impresa en mi corazon y en mi propio ADN trascendental que grita desesperadamente preguntando por mi sentido y destino.

Mi primera pregunta es: ¿quién me ha dado mi cuerpo? ¿Dónde reza que lo he recibido o lo he comprado? Y en el supuesto de ser así, ¿a quién se lo he comprado? Implicado seriamente en esta interpelación, ¿qué respuestas puedo dar?

Porque nadie me ha dado nada, y por lo tanto no soy dueño de nada. ¡Otra cosa es que he sido creado!, por Aquel que tú creas, eso no viene al caso ahora, pero creado, no fabricado, porque para fabricar hay que tener la materia antes, y tú como yo hemos sido creados de la nada. No había nada antes, al menos en un principio, ¿no?.

Luego, si no soy dueño de mi cuerpo, preguntemonos por los derechos: ¿qué derechos tengo sobre él? ¿Por qué tanto decidir sobre lo que contiene o es capaz de formar? ¿Acaso soy yo el único que ha sido creado? ¿Y cómo he sido creado? ¿Me han creado en el espacio, en una casa, en una fábrica? ¿Cómo?

¡Ah!, he sido gestado dentro del seno de una mujer, y allí he estado nueve hermosos meses. ¡Qué lindo hotelito! ¿Por qué me quiere desahuciar? Y, ¿por qué mi madre se empeña en no dejarme ver el mundo? Advierto, al menos yo lo pienso así, qué no se trata de dejarme nacer, porque ya he nacido en el vientre de mi madre, sino que impiden dejarme ver la luz del mundo.

Cuando ella estuvo en mi lugar, ¿cómo vería la situación? Seguiría pensando de igual forma. Y me surge otra pregunta. ¿Soy yo parte del cuerpo de mi madre, o soy otra persona diferente? Porque en la respuesta de esa pregunta está contenido todo lo que pueda pensar después. ¡Claro!, si queremos ser honrados, verdaderos y serios. Sí no es así, que cada uno haga lo que quiera.

Detrás de todos estos interrogantes, y en el esfuerzo de darles respuestas, encontraremos el camino del significado de libertad, derechos y respeto, y las cosas empezarían a verse diferentes. Todo depende de quién esté dentro del seno de su madre, en el banquillo de los acusados, o amenazada su libertad.

Dejo todo a la buena intención de pensar buscando el bien de todos sin dañar a nadie, pues pensar así es amar y no otra cosa.

Simplemente digo una cosa: sólo sé que soy un hombre.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

mas claro el agua. Nos hemos perdido en una espiral de libertad totalmente equivocada. La gente ha terminado por no saber ni lo que quiere y en este punto, muchos llegan a querer cualquier cosa, aburridos de buscar por no creer en nada.

Estupendo post. Un fuerte abrazo.

eligelavida dijo...

Precisamente ahora que impera el relativismo, admiro más que nunca a aquellas personas que tienen pasión por la Verdad, como el Papa Benedicto. Un abrazo, Salvador.

Salvador Pérez Alayón dijo...

Cuando perdemos la referencia de la Verdad Absoluta, nos quedamos en pequeñas verdades que sólo nos confunden y impiden ver claramente.

Somos ciegos y nos adentramos en la oscuridad, perdidos y sin rumbo. Ese es el mundo que estamos construyendo cuando le damos la espalda a DIOS.

Un abrazo, Oceanida, en XTO.JESÚS.

Salvador Pérez Alayón dijo...

Indudablemente, elige, el relativismo no es sino un difraz de nuestro propio egoísmo. Sólo vemos la verdad según nuestro interés y conveniencia.

Ver la VERDAD que nos alumbra es la única que puede conducirnos a la felicidad eterna que buscamos.

Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS.

ÚLTIMAS REFLEXIONES