lunes, 21 de junio de 2010

SARAMAGO.


Cuando se habla sobre la verdad, la única y verdadera verdad es amar, porque dentro del amor está contenido todo el bien que el hombre, sobre todo el hombre de buen gusto, desea. Precisamente, amar significa eso. "hacer y desear el bien común, que se concreta, precisamente, en el bien del prójimo".

Es, por eso, por lo que extraña y sorprende oír hablar a muchos intelectuales, precedidos de fama, sobre la defensa de ese bien y, contradictoriamente, despotricar e insultar a la Iglesia. No se entiende ni se es coherente con lo que se dice, pues si hay alguien que ha hecho, hace y hará el bien, desde que fue fundada por su Fundador, es la Iglesia. Creo que sobrarían las palabras en aras de demostrar lo que digo, porque a la luz de todos está. Luego, ¿cómo es posible qué el Sr. Saramago, al que deseo que en paz descanse, no observarse eso?

Si hay una palabra que la Iglesia repite hasta la saciedad es "Amor". Por activa y por pasiva, a través de toda su historia la Iglesia no ha dejado de proclamar que el Amor es lo fundamental en la vida del ser humano. Y que sólo con amor, el hombre y la mujer pueden llegar a encontrar el fin para el que han sido creados.

Sin embargo, el término amor es muy amplio y conviene descifrarlo en sus múltiples significados para ayudarnos más y mejor a entender lo que tratamos de explicar. Porque el Sr. Saramago fue un acérrimo defensor de la justicia y la concordia entre los hombres, amparado en su ideología comunista (1969) y reflejado en su primera gran novela, donde alcanzó su consagración) "Levantado del suelo". Y, al mismo tiempo, no dejó nunca de ridiculizar y de negar a JESÚS, fundador de la Iglesia, como el verdadero HIJO de DIOS. Porque negar a JESÚS es negar a su Iglesia, su obra de amor en la historia de la salvación del hombre.

Cuando, la Iglesia, en nombre de JESÚS proclama el amor y dice:"hay que amarse los unos a los otros" son muchos los que se te quedan mirando (igual lo hizo el Sr. Saramago) y te preguntan: ¿Y amar qué es?: ¿un calorcillo en el corazón? ¿Cómo se hace eso de amar, sobre todo cuando se trata de desconocidos o semiconocidos? ¿Amar son, tal vez, solamente algunos impresionantes gestos heroicos?

El Sr. Amado Sáez de Ibarra, público hace muchos años un folleto que se titulaba "El arte de amar" y en él ofrecía una serie de pequeños gestos de amor, de esos que seguramente no cambian el mundo, pero que, por un lado, lo hacen más vividero y, por otro, estiran el corazón de quien los hace.

Y, en esta línea, el concepto amor, tan predicado por la Iglesia viene a significar una serie de actitudes concretas que, en la práctica, vividas y testimoniadas en las relaciones humanas hacen que, lo que dice y proclama la Iglesia, sea lo mejor para el ser humano, por lo tanto, contradecir y negar la labor y el Mensaje de la Iglesia, es contradecir y negar a JESÚS.

En su significado más peyorativo, aprenderse los nombres de la gente con las que trabajas o de los que nos cruzamos en el ascensor con frecuencia, y dirigirnos a ellos por sus nombres, es algo agradable, cercano y agradecido al entender que significas algo más que alguien que pasa por ahí, o que, simplemente, está a tu lado. Eso es esforzarnos en amar.

Estudiar los gustos ajenos y tratar de complacerles, en la medida que sean para su bien, y sea justo lo solicitado, eso es amar.

Pensar, por principio, bien de todo el mundo, sobre todo de aquellos (Iglesia) que lo hacen de forma general, continuada, desinteresada, generosa y disponible, a pesar de sus fallos, eso es amar y practicar la justicia.

Tener la manía de hacer el bien, sobre todo a los que no se lo merecen teóricamente, eso es amar, y de eso, la Iglesia tiene mucho.

Sonreír. Sonreír a todas horas. Con ganas o sin ella, eso también es amar.

Multiplicar el saludo, incluso a los semiconocidos. Eso es, también, amar. Y cuanto más cuesta, más vale, como diría Madre Teresa de Calcuta.

Visita a los enfermos, sobre todo sin son crónicos. Ahí no hay nadie que le gane a nuestra Santa Madre la Iglesia. Sobre todo, porque lo predica, y, en sus hijos, que somos todos los bautizados, lo práctica ingentemente. Además, tiene como primer objetivo socorrer, en sus múltiples instituciones dedicadas a ellos, su principal objetivo. Eso es, también, no sólo amor, sino amar hasta el extremo de entregar sus vidas, ¡ demasiado amor!

Olvidar ofensas. Y sonreír especialmente a los ofensores. Eso, a diferencia de los demás, sólo lo hace la Iglesia. Ningún defensor del pueblo olvida y perdona al estilo de la Iglesia, que es lo mismo que decir, al estilo de JESÚS.

Aguantar a los pesados. No poner cara de vinagre escuchándoles. Se necesita mucha paciencia y algo más... Eso, también es amar.

Tratar con antipáticos. Conversar con los sordos sin ponerte nervioso. Eso, sobre todo por propia experiencia, necesita gran dosis de amor. Y sólo lo encuentras en la Iglesia.

Podríamos ir analizando muchas otras actitudes en nuestra relación con los demás y encontrar muchos momentos donde el amor se hace presente, y de ausentarse, posiblemente, aparezca en su lugar el señor conflicto. Por eso, las personas que los han creado (conflictos) son personas con mucha carga de desamor y, lo importante es que, en el atardecer de nuestra vida, sólo seremos juzgados de la cantidad de amor que hayamos despachado. Todo lo demás no sirve para nada, se han convertido en basura y recuerdos que, también, tienen su tiempo contado. Y si no que se lo pregunten a los que los tienen. Es el momento de la verdad, donde los privilegios y las mentiras dejan de tener validez y pierden, aunque nunca lo hayan tenido, todo su sentido.

3 comentarios:

eligelavida dijo...

Muchos hablan de justicia, libertad, paz, etc, pero luego tienen los ojos ciegos de prejuicios (especialmente contra la Iglesia), y no son capaces de reconocer que otros que no piensan como ellos, viven al 100% esos valores.

Un abrazo!

Anónimo dijo...

Asi es mi querido amigo. Este hombre era un buen escritor,que en paz descanse, pero le faltaba la esencia y el entendimiento de que no se puede hablar de Amor y despotricar contra Dios. es simplemente absurdo.

Un fuerte abrazo.

Salvador Pérez Alayón dijo...

Realmente elige, es un contrasentido que descubre las intenciones del personaje en cuestión. No se habla en verdad, o al menos no se busca la verdad, cuando se va contra quien la defiende y la vive.

Es como si estoy al lado de la justicia y la defiendo, y, luego, ataco a quien la hace vida y la proclama.

Razón dices, Oceanida, cuando expresas que no se puede hablar de amor y justicia e ir y negar a DIOS, porque la esencia y origen de todo bien y amor es DIOS. ¿Quién, si no, ha dado la vida por defenderla? ¿Y quién, primero, ha proclamado la igualdad entre los hombres, muriendo por ellos?

No sé donde hay tanta intelectualidad que no ven lo evidente y claro. Seguramente viven en habitaciones cerradas y alumbradas con luz artificial, y claro, ven todo limpio, pero al abrir la ventana y entrar la luz del sol se dan cuenta que la mesa tiene mucho polvo. Necesitan la verdadera Luz para ver.

Un abrazo a ambas y gracias por su importante visitas.

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