No creo que el camino para luchar y defender mi fe es enfrentarme en franca competencia contra aquellos que no cree y tratan en marginarla y destruirla. Entre muchas razones porque un enfrentamiento de defensa y exigencias de mi fe va a suscitar todo lo contrario en aquellos que la quieren aniquilar. La violencia, aunque sea de palabra y de defensa en exigir tus derechos, produce el efecto contrario.
Creo que el camino a seguir nos viene marcado y señalado por JESÚS con su vida y su mensaje. Y, muy bien seguido y vivido por su Madre, María, guardando todas esas cosas en su corazón y viviéndolas en la esperanza con una fe ciega y obediente. Creo, a la luz del ESPÍRITU SANTO, amigos de asociaciones y plataformas cristianas católicas, que la mejor defensa de nuestra fe es viviéndola, transmitiéndola en las familias, y proclamándola con la vida y la palabra hasta el extremo de dar la vida si es preciso.
Así ha ocurrido siempre a lo largo de la historia de la Iglesia. Nadie puede ocultarla cuando la fe está prendida en el corazón del hijo de DIOS. A pesar de tantas persecuciones y violencias:
- Viernes 20 de mayo: asalto al Santuario de la Virgen de la Cueva Santa en Altura (Castellón).
- Domingo 22 de mayo: ataque a la parroquia de Santa María de los Ángeles, en San Vicente de la Barquera (Cantabria). Ataque a la parroquia de Loentia, en Castro de Rey (Lugo).
- Lunes 23 de mayo: asalto a la parroquia de San Bernardo, en La Línea de la Concepción (Cádiz).
- Jueves 26 de mayo: asalto a la parroquia del Sagrado Corazón en Los Junquillos (Cádiz).
Indudablemente que debemos asociarnos y arroparnos y en los lugares oportunos y adecuados presentar nuestros derechos a la libertad de expresión y de fe, pero no obsesionarnos con una lucha sin cuartel de exigencias y enfrentamientos, aun pacíficos, que exacerben los ánimos y el fanatismo de muchos para irrumpir en ataques que terminen en violencias y tragedias.
La verdad saldará a relucir y nos hará libres, y hay que confiar y creer que así será. Claro, que antes tendremos que padecer y sufrir escarnio, persecuciones, sufrimientos, pero eso mismo le sucedió a JESÚS. Y a todos aquellos que le han seguido, mártires de nuestra guerra civil, y de todos los tiempos. No estoy diciendo que no haya que defendernos y levantar la voz para luchar contra el mal, sino que no debemos obsesionarnos ni empeñarnos en formar un ejército de poder económico y fuerza para dirimir un enfrentamiento.
Porque la lucha trae consigo un vencedor y un vencido, y si no hay paz, amor y perdón, siempre estará presente la idea de la venganza, del odio y de la victoria. Es lo que ocurre entre nuestras dos Españas: "La defensa de una provoca la resurrección de la otra y ya está el enfrentamiento servido".
El creyente católico debe tener puesta toda su defensa y esperanza en CRISTO JESÚS, Muerto pero Resucitado, y victorioso en el Amor a todos los hombres y en Misericordia. Esa actitud y vivencia es el único elixir que hará que florezca la libertad y la paz.
3 comentarios:
Salvador, muy bien lo que dices. No debemos fomentar el complejo de víctimas,pero tampoco olvidarnos de ejercer nuestros derechos de ciudadanos a pensar como queramos y a intentar hacer ver a la gente que nuestro camino es el Camino. Por otro lado incompresiones y persecuciones han sido el pan de cada día en la historia de la Iglesia, y eso es señal de que la Iglesia está viva. Realmente sería preocupante que no las hubiera, Significaría que la Iglesia se ha amoldado al mundo excesivamente. Un abrazo.
¡Hola Salvador!
Eres muy claro en tu entrada.
Me invita a vivir mejor mi vida con Dios.
Gracias!!
¡Hola Salvador!
Tu entrada me invita a vivir mejor mi vida con Dios en la Santa Iglesia.
Gracias!!
Dios te bendice!!
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