viernes, 13 de septiembre de 2013

EL MIEDO NOS SUPERA



Siempre hay algo que nos condiciona y que nos somete, bien en un sentido o en otro. Se llama miedo y en el fondo de su significado no sabemos bien que es. En algunos momentos puede significar dolor y sufrimientos, y tratamos de evitarlos. Es entonces ese miedo quien nos condiciona y nos mueve a evitar tanto el dolor como el sufrimiento.

Pero también se presenta como pérdida de estatus social, de bienestar y, en este caso, el miedo a perderlos nos domina y nos condiciona también. En otras ocasiones, sucede que ante la superación de una prueba de cierta importancia, sentimos pánico de no superarla, y ese miedo nos atenaza. Así, nos experimentamos llenos de miedos que nos someten y determinan nuestra manera de ser.

Nosotros, los cristianos, también sentimos miedos. Miedo a agarrar la cruz; miedo a negarme a mí mismo. Casi siempre es el miedo el que nos está presionando a no hacer lo que pensamos que debemos hacer. Y ese mismo miedo nos vence y nos autotraiciona distorsionando la realidad y justificando nuestra conducta, para que autoengañados actuemos como no debemos actuar.

Ocurre también que en otras circunstancias hemos sido buenos por miedos. Miedo a la justicia; miedo al jefe del trabajo; miedo a la enfermedad...etc. Incluso, buenos cristianos por miedo al infierno. Pienso que unas de nuestras oraciones deben ir dirigidas a pedirle a Padre Dios que nos libere del miedo, y que le seamos fieles y correspondamos por amor, como Él nos ama. Estamos sometidos a los miedos, pero en Jesús y en el Espíritu Santo podemos liberarnos para amar por amor, sin más.

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