No sabemos lo que tenemos, y si lo sabemos, no somos agradecidos, o quizás nos hemos acostumbrados a vivir bien, a exigir y tener derechos y a tantas cosas buenas, que no podríamos aguantar una situación injusta donde se nos oprima y se nos quite la libertad. Y, menos todavía, donde no se haga justicia, se violen los derechos y se cometan atropellos y violencias.
Nos parecería increíble que eso sucediera en nuestras ciudades y pueblos. Sí, hay delincuencia, pero impera la buena conducta, los derechos humanos y se respeta la libertad y la justicia. Sabemos que todo no se cumple al pie de la letra, pero, a pesar de ciertas injusticias y derechos humanos quebrantados, podemos decir que se puede vivir en cierta paz y armonía.
Sin embargo, eso ocurre en ciertos lugares de este mundo, pero no en todos. Hay muchos donde impera el desorden, la imposición, se quebranta la ley, si es que existe, y se impone la ideología mayoritaria o la más fuerte. El resultado es el sufrimiento de muchos, persecuciones, hambre, muertes y toda clase de atropellos. Mientras en muchas partes del mundo unos cuantos vivimos bien, otros son perseguidos hasta el extremo de perderlo todo, incluso la vida. ¿Cómo puede ocurrir esto en pleno siglo XXI?
Hoy el Papa Francisco ha enviado un tweet con este mensaje: Muchas personas inocentes se han visto obligadas a abandonar sus hogares en Irak. Señor, te pedimos que puedan regresar pronto. Ver aquí
También nosotros nos unimos a su plegaria y hacemos votos por todos aquellos que huyen y dejan, por la fuerza, todas sus cosas y su propio hogar.
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