domingo, 3 de agosto de 2014

UNA GOTA EN EL INMENSO MAR



Nos sentimos mal, y es que muy poco podemos hacer cuando tomamos conciencia que somos simplemente una gota en el inmenso mar. ¿Cómo podemos salar, desalar o transformar el mar cuando estamos a merced de su inmensidad y su poder? Somos mecidos, llevados y traídos, y a merced de su poderoso oleaje y fuerza eólica. 

Sin embargo, esa enorme inmensidad está compuesta de muchas simples gotas como yo, y eso me hace pensar que si todas nos ponemos cerca unas de otras y empezamos a navegar en el mismo sentido, la fuerza y el poder de ese inmenso mar puede empezar a resentirse. Sí, sé que es muy difícil acercarnos y, más todavía, ponernos de acuerdo, pero si tú empiezas por un lado, quizás otros pueden también empezar a hacer lo mismo.

La moda empieza así, se habla aquí, se dice allí, se publica, se extiende y cuando menos se piensa coge fuerza hasta llegar a hacerse fuerte. Muchas gotas pueden formar una ola grande que empuje y cambie la dirección del viento y la forma de empujar. Y hasta la forma de mecer. Es cuestión de saber que el mar lo formas tú y millones y millones como tú.

Pues bien, el mundo en el que habitas es algo parecido. Tú y otro como tú, por ejemplo yo, podemos pensar que si empezamos a ser mejor, ya hay dos que están remando en el mismo sentido. Tratemos de divulgarlo, de decirlo y de contagiarlo. No sabremos si lo lograremos, pero eso sí...

Sabemos que no estamos solos, que hay Alguien que nos ayuda, y ese si puede, y lo hace, porque no obstante, Él fue el que hizo el mar para que sometiéndole a su Voluntad sepamos nosotros que Él es el Señor.

2 comentarios:

eligelavida dijo...

A veces podemos sentirnos muy solos en esta labor que estamos llamados a hacer. Sin embargo nos tenemos unos a otros, la ayuda de la oración de aquellos que rezan y, sobre todo, tenemos a Aquel en quien confiamos.

Salvador Pérez Alayón dijo...

Tienes razón. Y cuando descubrimos que en el otro está el Señor, la esperanza y el ánimo refuerzan nuestra voluntad, porque experimentamos que camina con nosotros.

De ahí la importancia de la comunidad y de caminar juntos.

Gracias y un fuerte abrazo en Xto. Jesús.

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