lunes, 22 de diciembre de 2014

LA FE EN JESÚS DUELE Y CUESTA SANGRE



Preguntarnos por qué la fe duele es respondernos porque es difícil creer. Se hace difícil creer en Jesús porque Jesús defiende la verdad, y el mundo en el que vivimos vive de la mentira. Así, tu verdad choca en muchos lugares y se te hace difícil respirar y caminar tranquilo. Te acechan muchos para excluirte y apartarte del camino.

Jesús mira por los que más necesitan cuidados y atenciones; Jesús mira por los más ignorantes, indefensos y pobres. Pobres de medios económicos que son explotados para que otros obtengan riquezas. Jesús mira por los que están desamparados y no tienen a nadie que les echen una mano. Jesús mira por tantos que sufren sus propios pecados y no encuentran quien los levanten.

Está claro, la verdad duele, porque la verdad derrama amor y exige caridad. Y son los creyentes en Jesús los primeros que experimentan ese dolor. Ese dolor que les hace sufrir porque experimentan obstáculos para vivirlo y les cuesta mucho desprenderse y darse. ¿Cómo será entonces para aquellos que le rechazan y que les atormenta la conciencia el oírlo?

De ahí nacen las persecuciones y los mártires. Muchos son los que les molestan oír la verdad y piensan que alejándola pueden dormir tranquilo. Se equivocan. Pero antes de darse cuenta perseguirán y matarán a muchos cristianos que, aunque pecadores, si quieren oírla y piden la Gracia al Espíritu Santo para poder vivirla en sus vidas.

2 comentarios:

Sor.Cecilia Codina Masachs dijo...

Gracias por su aportación en esta entrada mi querido Salvador.
Tras muchos meses de tener mi blog sin publicar paso a desearle unas felices fiestas navideñas y un año lleno de amor para dar y saber recibirlo.
Con ternura
Sor.Cecilia

Salvador Pérez Alayón dijo...

Feliz Navidad, Sor Cecilia. Me consumo, y el Señor lo sabe, al tomar conciencia del sufrimiento impuesto a tantas personas por el poder y egoísmos de otros.

De ahí brota el dolor del corazón, que se suaviza y se calma al calor de la cuna que hoy el Niño Dios nos invita a renovar con esperanza y alegría.

Una feliz Navidad y un fuerte abrazo en Xto. Jesús.

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