Ocurre que muchas veces buscas y no encuentras. No encuentras palabras, y de tenerlas, el problema es que no sabes como entrelazarlas para que expresen un pensamiento o una verdad, porque para mentir, mejor no escribir. Otra cosa que mientas por tus debilidades o inconscientemente.
Entonces piensas como dejarlo y apartarte un tiempo. Supongo que a muchos compañeros le ha ocurrido esa experiencia, y yo no soy una excepción, porque también la sufro. Esta reflexión es prueba de ello, y en el intento de no evadirme, la cuento. Quizás sean que agotas tu capacidad reflexiva con otras tantas reflexiones, o quizás es que tu corazón anda algo vacío.
Posiblemente, me inclino más por esta última observación de corazón vacío. Necesitas que tu corazón arda y queme, para que tus palabras no se queden cómodamente adormecidas y placenteras acurrucadas en él. Alguien que te persigue está tratando que así ocurra, y tú debes despertar y ponerte en camino. Buscar leña y echarla al fuego de tu corazón para que arda.
Conviene hacer una ruta diferente. Cambiar de hábito. Volver a caminar de mañana y respirar otro aire diferente. O simplemente sorprender al sol y despertar más temprano para que el frío nos exija movernos más deprisa. Experimentas que eso te hace cambiar un poco, pero posiblemente llenará tu cabeza y de paso tu corazón de nuevas y frescas ideas, y empezarás a darle un nuevo sentido a tus palabras y tus reflexiones encontrarán nuevas formas de entrelazarse y expresar hermosos pensamientos que te ayuden y ayuden a seguir el camino misionado.
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