Lo que está ocurriendo saca al descubierto nuestras propias miserias. Me refiero al panorama político, no sólo de nuestra nación, España, sino de Europa y también del mundo. Cuando los gobernantes no se sienten vigilados, su propia naturaleza les tienta a enriquecerse y a acaparar cotas de poder. Se les hace muy difícil resistirse a esa tentación mundana de vanidad y egoísmo.
Creo que no hace falta demostrarlo, pues el panorama que se nos presenta canta, punto por punto, lo que he comentado. La oportunidad de verse solo y fuera del alcance de no ser delatado, les incita y les mueve a apoderarse de aquello que, sin pertenecerle, le apetece poseer. Es la naturaleza del pecado que llevamos dentro, pues esas ansias de querer ser como Dios llevaron a los ángeles rebeldes a la tentación del pecado.
Por eso, meditemos nuestro voto. Es bueno un cambio, pero un cambio con sentido y bien hecho. Tratemos de premiar a aquellas personas honradas, con responsabilidad moral y ética. Tratemos de valorar lo bueno, lo que tiene sentido, los valores de la verdad y la justicia. Tratemos de solidarizarnos con la familia, la célula de la sociedad que forja a los hombres del futuro. Tratemos de ser responsable.
Es verdad que se nos hace muy difícil encontrar donde alojar nuestro voto con sensatez, pero el que sea difícil no nos exime de esa responsabilidad. Seamos valientes y demos el paso. Hay partidos que presentan un programa que se acerca mucho a estos valores antes descrito. Partidos con un ideario católico. Démosle la oportunidad de participar en la vida política de nuestro país.
No pensemos en el voto útil o inútil. Si tú y yo, y muchos otros que pensamos así lo hacemos, se reúnen muchos votos y puede ser también una lectura y testimonio para otros partidos. Los católicos somos un buen número y de ir unidos se nota. Seremos un aviso para los que no nos hacen caso, por eso del voto, y atienden a los posibles votantes que les piden cosas que esconden apetencias e inmoralidad. Ello le hará pensar y escuchar a los católicos.
¿Por qué no nos unimos los católicos y damos a conocer nuestro voto? ¿No será esto un gesto de unidad y de defensa de nuestra fe? ¿Por qué no dejamos nuestra casa, partidos tradicionales, como hizo Abraham y otros, y seguimos al Espíritu que nos anima a caminar y a buscar la tierra prometida? Este medio de Internet y a través de las redes nos puede facilitar mucho la tarea.
Pedimos a los partidos católicos que nos propongan su programa, y de cumplir ese ideario católico recibirán nuestro voto. Creo que podemos ser mucho. De ti depende. Yo estoy dispuesto.
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