jueves, 22 de enero de 2009

Mientras los poderosos se disputan el botín, los débiles y más pobres sufren.


La forma más fácil y rápida de entrar a lo que queda de Gaza después de la guerra habrían sido los túneles. Uno de esos laberintos bajo la frontera egipcia de Rafah, por los que los palestinos trafican con armas, chicles, ovejas o dinamita y que Israel se jacta de haber destruido. Aunque no es verdad del todo: la mitad han desaparecido bajo las bombas, pero del resto -juran los dueños- sólo algunos han resultado dañados, y ya se trabaja a toda prisa para sacar arena y escombros y rehabilitarlos cuanto antes.

Los jóvenes empresarios del contrabando, amos de este lucrativo mercadeo subterráneo que ha hecho muchos millonarios a ambos lados de la frontera, se pelean ya por reactivar el negocio. «¿Qué pasa, hoy tampoco abren el cruce?... podemos pasarte por un túnel, serían unos 500 dólares», ofrecen sin demasiado disimulo en cuanto uno se aparta de las docenas de periodistas agotados que durante días enteros esperan en Rafah la oportunidad de acceder a la Franja.

En 23 días de combates y tres de tregua que se cumplieron ayer, Israel no ha consentido abrir sus fronteras a Gaza, quizás en espera de que se seque la sangre antes de tener testigos incómodos de la masacre. Por eso, la puerta egipcia se ha convertido en la única opción. El domingo publicaba que los intereses priman antes que las personas, pues esta es una prueba más algodoniana de lo que interesa. A pesar de la guerra lo que prima es el negocio y el consumo y hacer el agosto, como decimos por aquí.

He dejado escapar un suspiro de comprensión y de sufrimiento contenido al ver esa fotografia de una familia palestina que descansa sobre los restos de su vivienda destruida por las bombas durante la ofensiva del Ejercito israelí. No puedo soportar el rostro de sufrimiento percibido en esa mirada perdida, agotada y abandonada a toda seguridad, con la inocente, expectante e ignorada miradas sorprendidas de los niños ajenos al peligro o al futuro.

Llegas a interpretar que es su vivencia diaria de la vida y su hábita casi natural. Crecen rodeados de sobresaltos, inseguridades, sin saber que comerán, rodeados de peligros y, me pregunto, son capaces de una sonrisa y una cierta tranquilidad. Y todo porque sus mayores, sus progenitores, sus responsables, sus, en potencias, guardianes y protectores, se lián a tortazos y a tiros porque esto es mío, dicen unos, y esto no lo es, dicen otros.

Pero, ahí, porque nuestra razón nos lo revela y nos lo intuye, nace la esperanza de la justicia y el clamor de quién sintiéndose necesitado implora una justicia Divina que les llene de espanza y de un futuro de paz. Hoy, al parecer, con Obama nace una promesa de esfuerzo por conseguir la paz en un mundo viciado por los egoísmos y soberbia. En su toma de posesión comente en mi reflexión
http://www.yosoycreyentecatolico.com/2008/11/ha-llegado-el-cambio.html
que todo iba a depender desde donde tratara de gobernar, sí de espaldas a DIOS, o apoyado en ÉL.

Pido desde lo más profundo de mi fe que se ponga en MANOS del SEÑOR y se deja conducir por el Camino, la Verdad y la Vida.

4 comentarios:

Ricardo Guillermo Rosano dijo...

Así es, Salvador, solo Él, por Él y con Él.
Siempre en la guerra -siempre- las primeras víctimas son los niños ¡los niños, por Dios!
En un mundo que cada vez parece más del César y cada vez menos de Dios, nos queda la oración.
Y es en verdad poderosa.
Un abrazo fraterno en Cristo y María.
Paz y Bien
Ricardo

FJ dijo...

Amigo Salvador, nos queda rezar que es muy importante para todos, para que el señor nos cuide de todo.
Un abrazo.

Salvador Pérez Alayón dijo...

Al parecer para el Sr. Obama priman más sus deseos de poder y de mantenerse en la cima, que la vida de esos niños sin voz y que no pueden votar. A eso me refería, cuando al tomar decisiones se elige mi interés y voluntad que la Voluntad de DIOS.
¡Que el SEÑOR tenga misericordia de él y de todos los que continuan sin hacer nada por evitar la muerte de muchos niños inocentes.

Salvador Pérez Alayón dijo...

Nunca perderemos la esperanza, Javier, de luchar y pedirle al SEÑOR que ilumine a los poderosos señores del poder en la tierra, para que sepan y entiendan que la vida y la dignidad de las personas están por encima de todo.
Espero haber solucionado los problemas que me decias.
Un abrazo.

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