lunes, 14 de junio de 2010

DICEN QUE LA DISTANCIA...


La falta de valores, sobre todo espirituales, virtudes, son consecuencia de muchas crisis familiares y de muchas familias rotas que derivan en consecuencias negativas para todos sus miembros. Cuando realmente la familia está acomodada y respira economicamente sobrada, el peligro acecha en el acomodamiento, en las posibilidades de satisfacer las apetencias sentidas, en la tentación de querer dar riendas sueltas a tus caprichos y apegos...etc.

Pero también, cuando ocurre que la situación económica (ver aquí) no es tan buena, los efectos de la misma son devastadores tanto espiritualmente como humanamente. Las crisis económicas tienen sus origenes en las espirituales, porque donde se vive en presencia de DIOS, la unión se mantiene, y los momentos tempestuosos se superan. Porque el ESPÍRITU calma tempestades y sosiega el camino.

En estos días he observado las protesta de los padres ante la inclinación de la Justicia por conceder prioritariamente la custodia de los hijos a las madres. Indudablemente que es un derecho que les asiste, pues son los padres y sienten la responsabilidad de cuidar a sus hijos. Realmente detrás de todo esto está la responsabilidad, eso es amor, que nace de la conciencia que nos ilumina y exige educar y acompañar a nuestros hijos en este mundo, selvatico y peligroso, que les acecha. Son los hijos los que pagan las consecuencias y la negatividad de una ley que sólo mira para las madres como únicas mediadoras en la educación.

Y realmente así es, pero, ¿no sería más coherente, maduro y responsable pensar eso antes de la separación? ¿No sería de más madurez (ambos, padre y madre) preguntarse cuáles son las razones por las que dejamos de aguantarnos? ¿No sería más de adultos y educadores analizar, dialogar y buscar las justificaciones que me llevan a romper con mi familia?

Porque detrás de todo esto hay una serie de actitudes inmaduras, infantiles, egoístas que buscan mis propias apetencias y satisfacciones y descubren que todavía no estoy apto para amar sino que simplemente, hace unos años, me he enamorado y ha nacido en mí un encantamiento romántico, atractivo, enamorado, pero que al menor contratiempo se derrumba. Es entonces cuando descubro que todavía no estoy preparado para amar, porque hasta ahora sólo me he buscado y pensado en mí.

¿Cómo pretendo arrogarme el derecho a educar? ¡Ni el padre ni la madre.!Esos hijos irán encaminado a no entender tampoco lo que es realmente amar, porque sus modelos les transmites enamoramientos, encantamientos románticos, superficiales, placenteros, egoístas...

Mientras no sepamos más de nosotros, del amor, de la libertad... no sabremos educar y menos de construir una convivencia educadora. Esa es la herencia que estamos dejando, desde los Gobernantes hasta los menos relevantes de la sociedad. Unos depende de otros, pero mientras no despertemos y busquemos luz donde la hay no podremos, por muchas manifestaciones y protestas, hacer lo que se debe hacer por los demás, por nuestros hijos y por construir un mundo mejor.

1 comentario:

eligelavida dijo...

La crisis de la familia es una de las cuestiones que más ha preocupado a los últimos Papas. Y qué duda cabe que al final, las grandes injusticias que nacen de esta crisis recaen sobre los hijos.

Un abrazo, Salvador, y gracias, como siempre, por estas reflexiones.

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