Los errores humanos descubren la incapacidad del hombre para determinar sobre la vida o la muerte, y le dejan en la disyuntiva de inhibirse o decidir quien va a seguir viviendo o dejar de hacerlo. Su propia humanidad limitada y su dignidad de criatura le revelan que él no puede erigirse en señor de la vida o la muerte.
La vulnerabilidad del hombre y sus errores descubren el interrogante de su incapacidad para gobernarse a sí mismo. Su prepotencia y soberbia puede llevarle, por su propia ignorancia, a cometer actos de los cuales tendrá que arrepentirse, pero que antes habrá costado la vida de muchos inocentes. El hombre es un ser imperfecto y sólo mirando a DIOS puede ir alcanzado la perfección. Cuando, engreído por su propia soberbia, prescinde de ÉL ocurre que se pierde y comete barbaridades como las que estamos viviendo.
Casos como los que presentamos hoy (ver aquí, aquí y aquí) testifican la incapacidad de, por muchos avances, decidir hasta donde puede haber vida o no. En el caso de la ley de aborto, pero todavía, porque nadie puede demostrar que no hay vida desde el momento de la fecundación. Es más, si se demuestra que, desde el momento que el óvulo es fecundado, hay vida. Y no se comprende como se puede aprobar leyes como esas.
Podemos imaginarnos cuantos niños, como estos, están siendo condenados a morir por decisiones equivocadas por unos "desgobernantes" que sólo por sus intereses se atreven a decidir cuando alguien puede vivir y cuando no. Estos casos nos pueden ayudar a reflexionar y meditar sobre nuestra responsabilidad, porque lo que está sucediendo con el aborto es responsabilidad de todos, y mientras, todos, no decidamos qué hacer muchos niños seguirán muriendo.
La vulnerabilidad del hombre y sus errores descubren el interrogante de su incapacidad para gobernarse a sí mismo. Su prepotencia y soberbia puede llevarle, por su propia ignorancia, a cometer actos de los cuales tendrá que arrepentirse, pero que antes habrá costado la vida de muchos inocentes. El hombre es un ser imperfecto y sólo mirando a DIOS puede ir alcanzado la perfección. Cuando, engreído por su propia soberbia, prescinde de ÉL ocurre que se pierde y comete barbaridades como las que estamos viviendo.
Casos como los que presentamos hoy (ver aquí, aquí y aquí) testifican la incapacidad de, por muchos avances, decidir hasta donde puede haber vida o no. En el caso de la ley de aborto, pero todavía, porque nadie puede demostrar que no hay vida desde el momento de la fecundación. Es más, si se demuestra que, desde el momento que el óvulo es fecundado, hay vida. Y no se comprende como se puede aprobar leyes como esas.
Podemos imaginarnos cuantos niños, como estos, están siendo condenados a morir por decisiones equivocadas por unos "desgobernantes" que sólo por sus intereses se atreven a decidir cuando alguien puede vivir y cuando no. Estos casos nos pueden ayudar a reflexionar y meditar sobre nuestra responsabilidad, porque lo que está sucediendo con el aborto es responsabilidad de todos, y mientras, todos, no decidamos qué hacer muchos niños seguirán muriendo.
1 comentario:
En el aborto, como en toda muerte, lo que menos importa es la vida... del otro
En el Amigo,
al + mc
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