Es una costumbre que nacen como efecto de una consecuencia, pero en el trascurso del tiempo se convierten en otra cosa. Las acostumbradas cenas, fiestas y... que se realizan por navidad han degenerado en fiestas desencarnadas de la verdadera causa que las motiva. Al menos en la mayoría de las celebraciones.
Se supone que tras esa palabra de desear felicidad se esconde los buenos deseos de que te sonría la felicidad y la alegría. Se entiende que la cena la motiva el acercarnos más, el hacer un poco de silencio, aún dentro de la algarabía y ruidos de la cena, y unirnos en paz y amor para fertilizar nuestra cercanía, nuestro ambiente laboral y familiar en circunstancias de ser más respetuosos, fieles, serviciales, libres, honrados, justos, en una palabra, más amor los unos con los otros.
Pero, ¿y los otros?, los que no tienen nada; peligra o han perdido su techo; no hay trabajo ni se atisba posibilidad en el horizonte; sienten frío, hambre y les amenaza la tristeza y la miseria. ¿Noy hay buenos deseos para esos? ¿Cómo puedo festejar, comer y pasarlo tan bien y tan tranquilo? ¿No hay contradicción en eso? ¿Sentimos que actuamos bien?
Porque Navidad no es gozar y divertirme yo, y pasarlo bien; porque Navidad no es comer y beber y desear, con sólo palabras, que otros lo pasen bien también. Navidad es compartir con otros lo que se tiene y necesitan otros para que su sonrisa se haga posible. Sé que mucho de eso se hace, y que mucha gente trabaja para que otros puedan, al menos, tener un detalle de esperanza que les haga sonreír. Pero no es cosa de unos pocos, se necesita el esfuerzo y la colaboración de todos. Mientras no sea así habrá mucha gente sufriendo.
Mil y una pregunta brota de lo más hondo de nuestro corazón y esperan respuesta. Y mirar para otro lado es lo contrario de Navidad. Porque al desviar nuestra mirada de esa realidad, desviamos la mirada del Niño que nace y que queremos celebrar. No le dejamos mirarnos, ni hablarnos con su mirada.
María hizo eso, "dejarse mirar", y guardó esa mirada en su corazón, y le dio respuesta y cumplimiento. Indudablemente, dio a Luz al Niño DIOS, pero también ella nació de nuevo. Su corazón quedó lleno del Niño DIOS, porque miró también a los demás.
Quizás tengamos que cambiar, al menos los cristianos, la forma de celebrar esas cenas de forma pantagruélicas, y mirar más para los que carecen de todo o casi todos. Con el gasto de ese dinero, sobre todo cuando son muchos los que se congregan, se puede ayudar a mucha gente, y les aseguro una cosa, sus corazones quedaran más contentos, mas gozosos, más llenos de alegría. Una alegría que no cesa, sino que se mantiene, que es plena.
Entonces experimentaremos, también yo me incluyo, que nace en nosotros la verdadera Navidad , porque verdaderamente hemos compartido con aquellos otros lo que tenemos. Y es que cuando hay verdadero amor se nota.
2 comentarios:
Feliz Navidad, que el niño Jesús te llene de bendiciones y allane tús proyectos para el año que viene.
Un saludo cordial.
Hola, Salvador,
A ti y a tus visitantes de este blog:
¡Feliz Navidad y Prospero Año Nuevo 2012!
Que Dios te bendiga con sus gracias...
Un abrazo,
Hna. Alicia
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