sábado, 30 de agosto de 2014

VIVIENDO DE APARIENCIAS SIN DARNOS CUENTA



Suele ocurrir de forma inconsciente y rutinaria. Jugamos y nos aprovechamos de nuestras prácticas de piedad. No es que lo hagamos consciente, pero, tocados y heridos por el pecado como estamos, sacamos partido de nuestra propia piedad para ser visto y considerada como una persona piadosa y de bien.

Porque nuestra vida real se aleja un poco de la Palabra de Dios. O mejor, nos desvinculamos un poco de su Palabra en nuestros ambientes y círculos. Da la sensación que vivimos dos realidades. Una de puertas adentro, y otra que parece no tener nada que ver con la otra, de puertas afuera. El ambiente nos puede y nos distrae. Llegamos incluso a pensar que somos considerados personas raras y diferentes a los demás.

Eso en nuestro país, pero en otros, ya no es que sean bichos raros, sino que son perseguidos y hasta ponen en peligro sus vidas. Las noticias de la muerte de muchos cristianos en otros países son silenciadas y se trata de que pasen desapercibidas. Parece que el mensaje de Jesús estorba y molesta. Y eso también nos afecta a nosotros que, amenazados y observados, silenciamos o disimulamos también nuestro testimonio.

Y es que otro gallo cantaría si fuésemos más consecuentes, o más coherentes. No cabe duda que la Iglesia no se esconde. Está ahí, en donde nadie quiere estar. y atiende a los que casi nadie quiere atender. Incluso arriesgando sus vidas. ¿No es suficiente testimonio? Pero todo eso no nos vale de excusa para aquellos que, quizás, estamos algo dormidos. Posiblemente a esos, donde creo estar yo, nos haría falta un poco más de notoriedad. No para destacar sino para gloria de Dios.

Y eso le pedimos agarrados al Espíritu Santo. Aumenta nuestra fe, Señor, y darnos el valor, la fortaleza y la coherencia de que nuestra vida sea reflejo dentro y fuera de la Iglesia.


1 comentario:

eligelavida dijo...

Sí, auméntanos la fe!!! Me uno a tu oración!

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