Pasada la marejada andaluza, se avecina ahora el maremoto municipal y autonómico. Los temporales no vaticinan buenos tiempos, y las elecciones se han convertido en eso, en malos tiempos. Tiempos para mentir y garantizarse un buen sueldo y lo que pueda colgar.
Los resultados devastadores de los últimos maremotos son transparentes y evidentes que no dejan lugar a dudas. La justicia no puede achicar tanta cantidad de agua violenta y sucia que inunda casi todas las regiones del territorio. Incluso los que abogan por una independencia, primero se han encargado de saquear su territorio por si no la consiguen. Son ejemplos de lo que pretende hacer si consiguen independizarse.
La torre de control no se entera o tiene deficiencias técnicas y no es capaz de registrar esos posibles maremotos que inundan el país. ¿Qué hacer?, se preguntan muchos ciudadanos. Nos ponemos a achicar o dejamos que esas olas violentas nos inunden y nos destruyan. O dicho de otra forma, ¿votamos o no votamos?
Supongo que no podemos ponernos a la misma altura. Se hace necesario participar y votar. Pero no debemos hacerlo de cualquier manera. Hay que tomarlo con seriedad y tratar de dar el voto a los que presentan seriedad y, por lo menos, no nos han engañado todavía, aunque quizás porque no han tenido tiempo de hacerlo o no han podido. De cualquier manera para algo servirá, para que los que se lo toman al cachondeo lo hagan con más seriedad.
Eso sí, hacerlo con responsabilidad y formándose sobre los elegidos. Porque hay algunos que no merecen ninguna confianza, aunque hayan aparecido ahora por primera vez. Presentan una cara peligrosa y tienen una historia falsa y de corte dictatorial cubierto de piel de oveja pero revestido interiormente de verdaderos lobos.
Los creyentes católicos tenemos unos criterios que debemos defender y afirmar. Jesús nos los pone bien claro y así debemos aplicarlo. En caso de duda podemos asistirnos de la Iglesia, pero siempre siendo libres y actuar en consecuencia. Serás tú que respondas de tus actos.
Una cosa que podemos hacer es animar a los partidos que defienden los valores cristianos. Hay algunos y esos son los que debemos elegir aunque creamos que no van a salir. No hagamos caso del voto útil porque es una trampa. El voto siempre es útil. Si no lo es hoy puede serlo mañana.
CATÓLICOS SOMOS MUCHOS Y PODEMOS OFRECER UN BUEN PUÑADO DE VOTOS
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