lunes, 23 de junio de 2008

VOLVERAN Y VOLVERAN, PERO...


Posiblemente no vuelva a repetirse de la misma forma, aunque nada se puede descartar. Ya ha habido muchos pasos atrás en las civilizaciones que nos han precedido. Hay épocas que caminamos para atrás como los cangrejos. Sin embargo, repetirse se repetirá, mejor, nunca ha dejado de repetirse, lo único que ahora empieza a sensibilizarse más.


Se desesperan y no resisten la paciencia cristiana, porque no quieren ver la diferencia de lo que es aceptado desde la fe en ALGUIEN, que vive y es el CREADOR, y de los que creen en el hombre, criatura limitada y creada.


Plácido y Emilia estaban casados y tenían 10 hijos. Una familia auténtica que vivía la fe en Barcelona, con el negocio de una panadería. En el año 1936 distintos milicianos registraron su casa en varias ocasiones y siempre salían apaciguados por la actitud bondadosa de la madre. Sin embargo, un día, el jueves 24 de septiembre, fiesta de la Virgen de la Merced, de improviso, se presentaron unos milicianos, a las seis de la mañana. Dijeron ser de la federación Anarquista Ibérica y tenían el encargo de llevarse a los hombres de la familia al Comité para que declarasen.


Estaban en la panadería los padres y varios hijos, miembros de la Federación de jóvenes Cristianos de Cataluña, y Teresa, la única chica que estaba en ese momento con ellos. Tres hijos y el padre, y un amigo, también de la Federación, que trabaja con ellos, tuvo que ir. Emilia les quiso acompañar. Al salir del coche, al haber llegado al supuesto Comité, fueron tiroteados por la espalda.


Y no hace mucho tiempo de que esto haya pasado. Pero lo peor es que continúa pasando, aunque las forma son diferentes, pero las actitudes son las mismas. Ahora no se puede matar de forma impune y radical, pero se va cercenando y acosando con diversas presiones, y acorralamientos que terminas por sentirte obligado a claudicar y hacer lo que ellos quieran. Es la nueva forma de matar: no te quito la vida, pero si te quito tu libertad.


Para ellos da lo mismo que físicamente no existas o que, como persona, no seas libre. De una u otra forma tú no cuentas, y te conviertes en un instrumento para ellos, destinado a servirles y a obedecerles. Es otra de las nuevas formas de esclavizar.


Y, mientras, el pueblo permanece impasible, ensimismado y entretenido en ver si España gana el Campeonato Europeo de selecciones o si este fin de semana lo puedo pasar tan bien o mejor que el pasado y... etc. A nuestro alrededor se van sucediendo fusilamientos como los de Plácido y Emilia, dichosos ellos que han muerto por nuestro SEÑOR JESUCRISTO, no de forma cruenta, pero si de forma letal y de muerte: matan la libertad y quieren matar el alma.


Pero no entienden, están ciegos y no ven, que los cristianos, con sustantivo propio, cuentan con AQUEL que es dueño de la vida y vencedor de la muerte. Con AQUEL que, ya nos advirtió que tuviésemos cuidado con aquellos que pueden matar el alma, no el cuerpo. Y en esto quiero pararme. Hoy es más peligroso que ayer, porque han reparado que matando el cuerpo no consiguen nada y, ahora, aprendida la lección, se centran en matar el alma. Es mas costoso, se necesita tiempo y paciencia, pero es más eficaz.


Sin embargo, sí el SEÑOR no construye la casa, en vano se cansan los albañiles; sí el SEÑOR no guarda la ciudad, en vanos vigilan los centinelas. No hay nada que hacer por mucho que quieran y se propongan, porque estamos con el SEÑOR, constructor del Mundo y guardador de toda ciudad y pueblo. Cielo y tierra pasarán, pero mis palabras no pasaran, nos dice el SEÑOR.


Por lo tanto, nuestra aportación como iglesia, porque la Iglesia somos nosotros, a la sociedad española no es otra que seguir pronunciando esas palabras imperecederas, que se concretan en la proclamación del Evangelio, en la celebración de los sacramentos y en el servicio de la caridad.


Y jamás cesaremos de gritar y de defender, a pesar de perder nuestro cuerpo o nuestra libertad, porque nunca, nunca, perderemos nuestra vida, que está llamada a permanecer en plenitud eterna en la presencia del CREADOR, nuestro PADRE DIOS.


Y es que nuestra lucha no es una batalla, es un destino, un camino, un peregrinar cargando con nuestra cruz: incomprensiones, totalitarismos, violencias, ceguera, egoísmos, vanidad, soberbia... etc. hasta llegar a la Casa del PADRE.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Salvador, tienes razon pero a pesar de todas las dificultades el Señor nos pide que no retrocedamos y que proclamemos su palabra.

"Y no temáis á los que matan el cuerpo, mas al alma no pueden matar: temed antes á aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno." Mt10,28.

Pues eso. Saludos y Adelante.

Armando Vallejo Waigand dijo...

Pues en este punto yo no soy tan pesimista. Es verdad que podemos hablar de algún tipo de «persecución» a los creyentes, en especial católicos, pero siento cierto temor a sentirnos perseguidos porque eso puede conducir a radicalizarnos. Yo prefiero verlo como un obstáculo, un reto que demanda una profunda reflexión. Me consta que gran parte de la Iglesia la está haciendo con más o menos fortuna.

Yo creo que es una gran oportunidad para revisar nuestros fundamentos, nuestras verdaderas convicciones, nuestras estructuras eclesiales, nuestra conducta respecto a nosotros mismos y al mundo.

Un abrazo.

P.D.: Te ha quedado un blog fantástico. Se ve que lo has trabajado. Siento no haberte respondido a los comentarios y mensajes que me dejaste pero ya ves que estuve algún tiempo ausente de la blogosfera. Pero veo que has solucionado todo en el blog magníficamente.

Salvador Pérez Alayón dijo...

Enormemente sorprendido por la rápidez con la que me has contestado Julio. Indudablemente que estamos de acuerdo, con el SEÑOR además seremos mayoría aplastante. Debemos confíar en que nada nos va a pasar, pues la muerte sería lo peor y eso significa estar en su presencia plenamente feliz. Quería y quiero transmitir, precisamente, eso: nunca vamos a desfallecer porque el SEÑOR está con nosotros.

Salvador Pérez Alayón dijo...

¡Hola Armando, gracias por tu comentario. Me he llevado una gran alegría: primero por compartir con un creyente y luego por sentirnos apoyados y unidos. La fuerza del ESPÍRITU se nota. Lo mismo digo de Julio & Mari Carmen. Este debe ser unos de los sentidos de los blogs: crear una corriente de opinión cristiana católica y sentirnos unidos y fortalecidos todos en uno sólo como las tres PERSONAS en UNA.
Respecto a lo del blog, claro, me ha costado algunas clases y mucho empeño en ir haciendo cosillas y fijando como las haces tú. Ahora voy por la labor de publicar videos y mis propias fotografias. Ya veremos más adelante.
Un saludo.

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