viernes, 12 de octubre de 2012

SE TRATA DE EXPERIMENTAR...

 ... de sentir y experimentar la verdadera felicidad que la vida nos


y descubrir la necesidad de ser feliz. Porque todos descubrimos que queremos ser felices, pero muchos emprendemos ese camino en actitud suficiente y por su propia cuenta. Sentirse necesitado es diferente a sentirse ansioso y deseoso.

Así, estando en una u otra actitud caminaremos de una forma u otra. Iremos por el camino de la avaricia, del orgullo y soberbia, de la vanidad y la ambición. Camino de intereses y egoísmos; camino de búsqueda personal marginando a todos aquellos que se interponen en mis pasos. Camino que te lleva a descubrir, para muchos, cuando ya es tarde, el precipicio del sin sentido y la agonía de la muerte. Camino que esconde la paz y se pierde en la desesperación.

La otra opción, la necesidad, te hace sentirte pobre, necesitado de orientación, de tomar el rumbo del amor, del desprendimiento, de la misericordia, del perdón y la caridad. Un camino estrecho, difícil y exigente pero gozoso, creativo, lleno de satisfacciones y de bondad. Un camino que te presenta exigencias, encuentros contigo mismo, que te provoca malestar, que te ofrece injusticias, burlas, desprecio, pobreza...etc., pero que al final te llena de paz, de serenidad, de verdad, de amor.

Es el camino del amor y el desprendimiento, porque para amar hay que estar desprendido de todo lo que nos ata aquí en la tierra. Nacemos libres, pero poco a poco nuestros padres se ven en la necesidad de darnos cosas, de regalarnos cosas, y terminamos esclavos de las cosas. Luego nos damos cuenta que hemos caído en la trampa. Somos esclavos y para liberarnos tenemos que devolver todo lo que nos han dado y solo quedarnos con el Amor de Padre Bueno que nos ha creado.

Sólo así podremos amar y ser amados.

1 comentario:

eligelavida dijo...

Acabo de terminar una biografía fantástica de Edith Stein. Tardó mucho en entrar religiosa en el Carmelo, sin embargo, toda su vida, incluso antes de su conversión, supo estar desprendida de las cosas. Al final de su vida, ese desprendimiento incluía su trabajo intelectual.

Yo, como le decía el otro día a una amiga bloguera, soy muy floja para estas cosas, y a veces el tema del desprendimiento nos lo tomamos como una virtud menor, pero es imprescindible para lograr el santo abandono. ¡Un abrazo!

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