porque no pueden resistir esa tentación que les inclina a cometer esa clase de acciones contra niños indefensos. Es increíble comprobar que después de todo lo que ha sucedido ultimamente y que está bastante reciente, se puedan cometer atropellos y barbaridades como la que ahora denunciamos.
No podemos sino lenvantar los ojos al Cielo y pedir al Padre que despierte la conciencia de esa o esas pernonas que han capturado la vida de Gabriel Vidrascu. Que se den cuenta que para vivir en paz es necesario respetar la libertad de cada uno, y más la de los niños, pues son ellos los necesitan más amor y protección.
Esa supuesta felicidad que esconde conseguir secuestrando a Gabriel hoy, cómo la de otros niños antes, no sirve para nada, porque no es felicidad verdadera sino una esclavitud que obliga a satisfacer algo que de forma inmediata va a exigir más. Es una trampa que esclaviza y no deja paz ni sosiego. Es una mentira y un autoengaño que distorsiona la realidad y convierte en tragedia y sin sentido la vida.
LLamarle a la serenidad, a la justicia y al respeto, siendo libres porque buscamos el bien y la concordia entre todos los seres humanos, es la esperanza que albergamos y pedimos al Señor para que depongan su locura y contribuyan a la paz social respentando el derecho de las personas, y sobre todo de los niños. Amén.
2 comentarios:
Mis oraciones llenas de amor para Gabriel y su familia,y para los ninos del mundo entero.
Hola Salvador, tiene mucha razón, veo el mundo tan falto de amor, que es una locura.
La violencia se encarna en el hombre y no sabe salir de ella.
Oro por todo ello.
Con ternura
Sor.Cecilia
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