sábado, 3 de noviembre de 2012

LAS CARGAS DE NUESTRA CEGUERA

 Adam Smith, uno de los primeros que habla sobre el

Todo bajo control, es esa una aspiración del hombre y una frase bien conocida de todos, que incluso nos gusta decir y oír: "Todo está bajo control, no te preocupes". Pero esas ansías de control nos oprime y en muchos casos es hasta injusta. 

Porque no tiene en cuenta al hombre en lo más profundo de su corazón, y porque tampoco puede llegar ahí aunque lo pretenda y se lo proponga. Legislan leyes pero nunca entenderá las últimas razones por las que esas leyes son incumplidas. Sólo, al final, se preocupa de que se cumplan y vuelve de nuevo al cumplimiento de los sábados. Al parecer, creyéndonos que hemos avanzado mucho, no lo es tanto.

Porque por muchos criterios, formación, buenas intenciones y justo que quieras ser, siempre estarás condicionado por el sistema imperante. Y este sistema en la mayoría de los casos terminará por tragarte. ¿Cómo puedes educar a tus hijos en una sociedad secularizada donde lo normal es lo que se vuelve común?

Y por tanto, lo normal puede ser creado por aquellos que tienen poder para manejar los medios y bombardearnos con mensajes repetidos, engañosos o simpáticos. Lo "normal" así creado, pasa a ser legal, y luego se declara ilegal todo lo que no sea conforme a esa mentalidad única.

En el diccionario de Cristo, lo NORMAL es lo que se asienta en la norma que tiene como criterio próximo la naturaleza de las cosas, y como regla última a Dios mismo. Para el mundo, el AMOR es intercambio, transacción; es una relación simétrica en la que uno da tanto como recibe y recibe tanto como da. Es un modelo que excluye al minusválido, al feto, al anciano, al oprimido. Para Cristo, AMOR es lo propio del que da y administra de lo que tiene.

Para el mundo, lo NATURAL es un concepto que se usa de modo muy caprichoso: no es extraño ver que una mujer se alimente “sanamente” y se inyecte hormonas para no ovular. El aborto voluntario es tratado como si fuera un derecho propio de la naturaleza de la mujer, de modo que si se le prohíbe, se estaría conculcando un derecho suyo. Para Cristo, lo NATURAL es ir al “principio,” es decir, a la voluntad creadora de Dios y a la Palabra con que nos ha enseñado.

 Para el mundo, la FELICIDAD es una cadena de entretenimientos, distracciones y apetitos, hasta el hastío o la violencia sobre el propio cuerpo o la propia mente–como en caso del abuso de la droga. Para Cristo, la FELICIDAD es unión y comunión con el Dios que nos ama.

Para el mundo, la VIDA es lo que va entre el nacimiento y la muerte; para Cristo, la VIDA es el comienzo de un camino que conduce a la eternidad.

En un sistema así se necesita un gran dosis de misericordia para entender, comprender y ayudar a aquellos que han empezado el edificio de sus vidas por el techo, y en la medida de lo avanzado que lo tengan les será más o menos difícil regresar a la base para recomenzar de nuevo. Es decir, empezar un camino de conversión. 

1 comentario:

eligelavida dijo...

Desde luego, es necesario que reordenemos nuestros valores, tantas veces pisoteados.

En ese camino de conversión no estamos solos. Jesús nos dice: “Yo soy la puerta” (Jn 10, 7), por tanto, ya sabemos por donde ir. Es cuestión de ponerse en camino poco a poco.

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