lunes, 16 de diciembre de 2013

EL AMOR NO SE ACABA NUNCA



El amor es eterno, como es eterno el compromiso entre dos personas: hombre y mujer, que se comprometen y garantizan con su amor el cuidado, la protección y educación de sus hijos. Y, pasada esa etapa, el amor sigue uniendo, hasta la muerte, a esas dos personas.

Lo que se acaba y confunde con "amor" son sentimientos, afectos, emociones por un lado, e intereses, egoísmos y placeres por otro. Cuando el amor se para ahí y se confunde con eso, es fácil y alberga muchas posibilidades de romperse en cualquier momento. Vivir en esas condiciones es trágico e infrahumano.

Cuando dos personas se sienten atraídas no se resisten a unirse. Convergen entonces en unir sus vidas y prometerse fidelidad hasta la muerte. Vendrán o no hijos, pero su compromiso y fidelidad, por encima de todo, garantiza esa unidad y protección a los posibles o no hijos.

Con el paso del tiempo, los sentimientos, los afectos, los gustos, el placer carnal y hasta el físico va sufriendo cambios. Puede suceder, y de hecho sucede, que en poco tiempo el sentimiento tan fuerte de atracción se vea debilitado. Igual puede ocurrir con los afectos y gustos, pero el amor sigue estando, porque el amor no es un sentimiento ni un afecto, ¡estaríamos arreglados si así fuera! El amor es un compromiso, una opción de fidelidad que se hace a una persona, y está por encima de todo lo demás.

Y no te confundas en decir que puedes equivocarte. No confundas el cansancio, la lucha de cada día por tener el jardín de tu amor bien regado y cultivado, con que te has equivocado y esto se acabó. Cuando se ama es para siempre. Nadie, voluntariamente, libre y sin presiones se equivoca. Eliges casarte porque te sientes atraídos por ese hombre o mujer. La quieres, y la quieres para siempre.

Otra cosa es que te canses que tus sentimientos se hayan apagado, se hayan terminado y te cueste ahora amarla, pero el amor sigue ahí. Como sigue el jardín que ahora son pastos, abrojos y flores muertas porque has dejado de cultivarlo. No desaparece ni se va. El amor siempre está. Y si lo has hecho forzado, por intereses o presionado, has mentido. No la o lo querías. Nunca ha habido amor. Eres un hipócrita, no te justifiques con otras cosas. Acepta tu mentira.

Podemos estar tranquilos cuando nuestro matrimonio está apoyado sobre esa roca y compromiso de entender que es el verdadero amor. Una madre no abandona a su hijo por enfermedad, porque no le entiende, o porque hace cosas que no le gustan. La madre siempre está ahí. Un esposo o esposa es lo mismo, y si no es que no la ama. El amor se demuestra precisamente cuando duele y cuesta.

Nunca se puede decir: "Se acabó el amor", porque de decirlo se descubre que no se entiende lo que es el verdadero amor. Si se puede decir que me cuesta amar, que soy débil, que necesito ayuda...etc. Y eso descubre la necesidad de invitar a Alguien que está dispuesto a acompañarnos siempre y a darnos las capacidades y Gracia que necesitamos para superar el cansancio y las inclinaciones de nuestra humanidad.

Por eso, los creyentes en Jesús se casan para toda la vida, porque invitan a Jesús a que vivan en medio de ellos y les mantenga unidos. El Amor no acaba nunca.

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