jueves, 30 de octubre de 2014

SUBIDOS A LA BARCA



No es cómodo navegar, porque el viaje cansa, se hace rutina y necesita horizontes que le motive y le llene de alegría y esperanza. Subidos a la Barca de Pedro, Piedra y Roca en la que Jesús fundó su Iglesia, se siente en muchos puertos la tentación de desembarcar. Experimentas el impulso del hijo prodigo, salir de tu Barca y ver el mundo que transitas por el mar de la fe desde tu propia fe personal.

Esa es la tentación, tu mirada del horizonte y de la ruta de navegación. Posiblemente te sientas cansado, agotado y en desacuerdo con el atraque en muchos puertos. Tú quizás seguirías otra ruta, arribarías a otros puertos y llevarías otras cargas. Cada marinero hace su ruta, y tú tienes la tuya.

Pero la Barca no es de Pedro, ni tuya, ni de ningún otro. La Barca es de Jesús, el Señor. El la fundó y le señalo el camino. Un camino que Él mismo recorrió antes, para ejemplo, testimonio de todos, y señaló la ruta que todos los subidos a la Barca deberían recorrer. Sabía de las dificultades, del cansancio, de las tentaciones, de los fracasos, de los apegos, de las mentiras, ambiciones, pecados y desamores..., pero siguió adelante, entregó su Vida y nos dejó el billete para embarcar. De ti dependerá subir.

Y consciente de esas dificultades no nos dejó solos, pues sabía que no íbamos a llegar a Buen Puerto. E ido Él al Cielo, nos envió al Espíritu Santo, para que, en Él, nos guiásemos y apoyásemos iluminándonos las coordenadas de la navegación. Así y todo nada nos ha ahorrado noches de locuras, de tempestades, de peligros, de huracanes y vientos amenazadores, Es la Cruz que Él mismo cargó, y que nos salva, y seguimos a flotes y rumbo al Puerto prometido.

Posiblemente tendremos más tormentas, peligros y amenazas, pero nuestra esperanza, y eso nos anima, es que el Espíritu Santo navega con nosotros. El Espíritu Santo que se une en el Padre y el Hijo y nos abre los brazos en ese Dios Padre que nos ama y nos espera.

2 comentarios:

Fernando dijo...

Una barca prodigiosa, un sentirse juntos y seguros, una navegación difícil pero que nos llevará al puerto que nosotros mismos, con la auda de Jesús, hemos elegido.

Salvador Pérez Alayón dijo...

Hola Fernando, es un honor sentir tus palabras. Gracias por compartir y mostrar tu cercanía y aliento.

Un fuerte abrazo en Xto. Jesús.

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