No es cómodo navegar, porque el viaje cansa, se hace rutina y necesita horizontes que le motive y le llene de alegría y esperanza. Subidos a la Barca de Pedro, Piedra y Roca en la que Jesús fundó su Iglesia, se siente en muchos puertos la tentación de desembarcar. Experimentas el impulso del hijo prodigo, salir de tu Barca y ver el mundo que transitas por el mar de la fe desde tu propia fe personal.
Esa es la tentación, tu mirada del horizonte y de la ruta de navegación. Posiblemente te sientas cansado, agotado y en desacuerdo con el atraque en muchos puertos. Tú quizás seguirías otra ruta, arribarías a otros puertos y llevarías otras cargas. Cada marinero hace su ruta, y tú tienes la tuya.
Pero la Barca no es de Pedro, ni tuya, ni de ningún otro. La Barca es de Jesús, el Señor. El la fundó y le señalo el camino. Un camino que Él mismo recorrió antes, para ejemplo, testimonio de todos, y señaló la ruta que todos los subidos a la Barca deberían recorrer. Sabía de las dificultades, del cansancio, de las tentaciones, de los fracasos, de los apegos, de las mentiras, ambiciones, pecados y desamores..., pero siguió adelante, entregó su Vida y nos dejó el billete para embarcar. De ti dependerá subir.
Y consciente de esas dificultades no nos dejó solos, pues sabía que no íbamos a llegar a Buen Puerto. E ido Él al Cielo, nos envió al Espíritu Santo, para que, en Él, nos guiásemos y apoyásemos iluminándonos las coordenadas de la navegación. Así y todo nada nos ha ahorrado noches de locuras, de tempestades, de peligros, de huracanes y vientos amenazadores, Es la Cruz que Él mismo cargó, y que nos salva, y seguimos a flotes y rumbo al Puerto prometido.
Posiblemente tendremos más tormentas, peligros y amenazas, pero nuestra esperanza, y eso nos anima, es que el Espíritu Santo navega con nosotros. El Espíritu Santo que se une en el Padre y el Hijo y nos abre los brazos en ese Dios Padre que nos ama y nos espera.
2 comentarios:
Una barca prodigiosa, un sentirse juntos y seguros, una navegación difícil pero que nos llevará al puerto que nosotros mismos, con la auda de Jesús, hemos elegido.
Hola Fernando, es un honor sentir tus palabras. Gracias por compartir y mostrar tu cercanía y aliento.
Un fuerte abrazo en Xto. Jesús.
Publicar un comentario