viernes, 15 de octubre de 2010

EL PROBLEMA ES DE TODOS.


No es la solución echarle la culpa a otros, ni calificar el país de mierda, porque todos estamos inmersos en el mismo, y el país será lo que seamos nosotros. Está muy bien que el venido de afuera, en algún momento todos venimos de afuera, pida su derecho a ser tratado de igual forma que el que ya está dentro, pero en ningún momento debe imponer sus costumbres y difundir su cultura.

Sí, puede recordarla, y vivirla en familia y con los de su misma procedencia, pero está en un lugar diferente, que ya tiene su propia cultura, sus costumbres y sus normas éticas y morales por las que se rigen y conviven.

Si tú tienes derechos a ser respetado, yo tengo derecho a que se me respete. Sobre todo cuando estoy en mi casa y tú entras a compartir conmigo. Tu que aceptas entrar en la casa de otro, debes respetar las costumbres del otro y, por lo tanto, adaptarte a sus principios y normas sociales. No tienes derecho a imponer ni a exigir que, en la casa del otro, se haga ahora la forma de vida que tú piensas y quieres.

Lo correcto es que escojas tu propio espacio y, sin molestar ni imponer, vivas tu propia cultura y tus costumbres. Pero nunca invadir el espacio del otro. Es entonces cuando surgen enfrentamientos, xenofobias y racismos que violentan la convivencia y llevan a estas consecuencia (ver aquí).

Empezar una dialéctica violenta, de derechos, de calificativos irrespetuosos es ayudar a encender el fuego, mi querida escritora Najat El Hachmi, y avivar más las diferencias y enfrentamientos. Se trata de poner al lado de los derechos los deberes y de mis respetos tú respetos. Partiendo de ahí podemos encontrar soluciones que nos ayuden a convivir en paz y a respetarnos mutuamente. Cada cual en su casa, en su comunidad propia, y en el pueblo las normas y costumbres del pueblo, no la de los que visitan y permanecen en el pueblo.

Porque mirado de otra forma es una invasión y una reconquista pacifica y sin apariencia de guerra, pero sí de imponer su cultura y pensamiento hasta apoderarse del pensamiento, valga la redundancia, del pueblo que nos ha acogido. Llegamos y cambiamos la forma de vivir de visitado por la de los visitadores. ¿Dónde está la mierda, señora Najat El Hachmi?

4 comentarios:

monja trinitaria dijo...

No te importe la raza ni el color de la piel,ama a todos como hermanos y haz el bien.Todo lo que se sale esa frase es racismo.Todo lo que es racismo no es catolico.

Salvador Pérez Alayón dijo...

De eso se trata, hermana, de amar a todos por igual, tal y como hizo JESÚS.

Pero eso implica respeto, aceptar y renovar todo aquello que vaya en defensa y mejora del ser humano.

Fue lo que hizo JESÚS, perfeccionar la ley y defender los derechos y deberes que todos tenemos, unos con otros. El amor iguala y respeta, y, muchas veces, en este tipo de problemas y convivencias hay mucha picaresca y desviacines partidistas e ideológicas.

Hay que tener mucho cuidado y saber difereniar la paja del grano.

Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS.

monja trinitaria dijo...

Haz el bien y no mires a quien,independientemente de como sea el projimo,amale como a ti mismo.Ese es el camino de la santidad,no desconfies solamente ama.

Salvador Pérez Alayón dijo...

El hecho de buscar su bien es la mejor manera de amarlo.

No se puede amar cuando la realidad no se afronta. El esfuerzo de enseñar a pescar es más duro que el de dar el pescado. Porque luego vuelve a aparecer la necesidad de pescar.

El amor verdadero ayuda a dignificar y levantar a la persona; se trata de acompañar y dar salidas a que cada uno alcance la libertad que le ha sido dada.

El buen samaritano hizo una parte, luego el beneficiario de ese amor tuvo que hacer la suya.

Indudablemente, hay situaciones que merecen un trato especial (enfermos), pero cada situación necesita un estudio, porque amar no consiste simplemente en dar, sino en darse y dar lo que necesita cada persona.

No trato de entablar ninguna discusión, hermana,¡líbreme DIOS!, sólo aclarar criterios que nos puedan ayudar en el camino.

Lo que compartes es verdad y siempre nuestra actitud debe estar en la sintonía del amor, pero hay amores que necesitan enfrentamientos y dureza para encaminarlos. Bien riñó JESÚS en muchas ocasiones a sus discípulos.

De cualquier forma, hermana, estamos de acuerdo. "lo importante es amar". Elevemos nuestra común plegaria al ESPÍRITU SANTO para que nos alumbre el camino de la entrega y el amor sin condiciones.

Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS.

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