Cada nueva emprendedura trae consigo una nueva esperanza en que las cosas cambien para bien. Porque la tendencia es siempre hacia el bien. Nadie se plantea cambiar a peor. Y al comenzar una nueva etapa, Brasil alberga la esperanza que los millones de pobres puedan salir de esa pobreza y tener una vida digna como todo ser humano tiene derecho.
Y cuando oyes a la nueva presidenta, Dilma Rousseff, primera mujer presidenta en Brasil, proclamar la prioridad de erradicar la pobreza, se te enciende las luces de la esperanza en tu corazón e imaginas que erradicar la pobreza conlleva otras cosas primeras que sin ellas no puedes conseguir esta.
Abolir la pobreza significa proteger la familia, porque sin la familia los pueblos no progresan y prosperan. Y proteger la familia trae consigo erradicar el aborto, dictar leyes sociales que la protejan y la hagan la célula fundamental, que ya lo es por ley natural, que posibiliten que cumpla su verdadera misión de formar pueblos apoyados en la justicia y la paz.
Y apostar por los valores (abro este paréntesis): paz, justicia, libertad, igualdad, respeto, educación libre, solidaridad con los más necesitados y pobres...etc es apostar por Aquél que le puede dar sentido a todo esto, porque ¿quién le pone su justa medida a estos valores o virtudes? ¿Hay alguien capaz de creerse capacitado para dirigir y alumbrar el camino a tomar según estos valores?
Deducimos de forma evidente que sin JESÚS de Nazaret, DIOS hecho Hombre, no sabemos como dirigir y gobernar un país. Si nuestra Presidenta, como le ocurre a Obama (ver aquí), no se pone en las manos de JESÚS de Nazaret, para llevar a su país hacia el bien común, suceden dos cosas: "O si no creen en ÉL están perdido (a los hecho me remito), o sólo buscan sus propios intereses y beneficios.
El tiempo, como lo ha sido con Obama, será testigo de esto que reflexiono aquí en este momento, y nos enseñará la verdad de lo que expongo.
Porque teniendo familias sanas y justas, basadas en el respeto y el amor a todos sus miembros, nacidos ya a la vida o nacidos en el vientre de sus madres, tendremos pueblos sanos y pacíficos ordenados en una convivencia libre y en verdad. Y de eso se desprende la erradicación de la pobreza e injusticias.
Vivimos encadenados y dependiendo unos de los otros, y para arreglar todo sólo hace falta arreglar lo fundamental, y lo fundamental, Sra. Presidenta, es la familia. Tenga usted la valentía de protegerla en toda su dimensión y verá los resultados. Quisiera que le llegara estas humildes palabras y que usted apostara por eso. "La familia", porque si la familia funciona bien, su pueblo funcionará bien. No hay otra prioridad que la familia.
Pruebe usted por quitarle el hambre y las injusticias a cada familia pobre brasileña, y verá que pronto Brasil empezará a brillar de otra forma. Eso es lo que ha, hace y está haciendo la Iglesia en su país, como también en otros muchos. Lo tiene, todavía más fácil, proteja a la Iglesia y ayudele, y conseguirá su objetivo mucho más rápido y sin más esfuerzo ni complicaciones. La fórmula es sencilla y simple, pero demanda mucha valentía y coraje, y una fuerte convicción de que ese es el camino.
Saldrán muchos lobos gordos y hartos que quieren más, y que no están dispuestos a perder su hartura y graneros para vivir cómodamente instalados en un hedonismo egoísta y sin sentido, que sólo conduce al vacío y a la ruina. Por eso le animo a que sea veraz y cumpla su promesa: "ERRADIQUE LA POBREZA".
Y apostar por los valores (abro este paréntesis): paz, justicia, libertad, igualdad, respeto, educación libre, solidaridad con los más necesitados y pobres...etc es apostar por Aquél que le puede dar sentido a todo esto, porque ¿quién le pone su justa medida a estos valores o virtudes? ¿Hay alguien capaz de creerse capacitado para dirigir y alumbrar el camino a tomar según estos valores?
Deducimos de forma evidente que sin JESÚS de Nazaret, DIOS hecho Hombre, no sabemos como dirigir y gobernar un país. Si nuestra Presidenta, como le ocurre a Obama (ver aquí), no se pone en las manos de JESÚS de Nazaret, para llevar a su país hacia el bien común, suceden dos cosas: "O si no creen en ÉL están perdido (a los hecho me remito), o sólo buscan sus propios intereses y beneficios.
El tiempo, como lo ha sido con Obama, será testigo de esto que reflexiono aquí en este momento, y nos enseñará la verdad de lo que expongo.
Porque teniendo familias sanas y justas, basadas en el respeto y el amor a todos sus miembros, nacidos ya a la vida o nacidos en el vientre de sus madres, tendremos pueblos sanos y pacíficos ordenados en una convivencia libre y en verdad. Y de eso se desprende la erradicación de la pobreza e injusticias.
Pruebe usted por quitarle el hambre y las injusticias a cada familia pobre brasileña, y verá que pronto Brasil empezará a brillar de otra forma. Eso es lo que ha, hace y está haciendo la Iglesia en su país, como también en otros muchos. Lo tiene, todavía más fácil, proteja a la Iglesia y ayudele, y conseguirá su objetivo mucho más rápido y sin más esfuerzo ni complicaciones. La fórmula es sencilla y simple, pero demanda mucha valentía y coraje, y una fuerte convicción de que ese es el camino.
Saldrán muchos lobos gordos y hartos que quieren más, y que no están dispuestos a perder su hartura y graneros para vivir cómodamente instalados en un hedonismo egoísta y sin sentido, que sólo conduce al vacío y a la ruina. Por eso le animo a que sea veraz y cumpla su promesa: "ERRADIQUE LA POBREZA".
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