LA GRAN MENTIRA DE HALLOWEEN
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celebrar la muerte, ni creo que a nadie se le ocurra tan idea. Luego, ¿de dónde y por qué tanta difusión festiva y alegra para celebrar la muerte? ¿Tiene esta actitud algo de coherencia con lo que deseamos y buscamos? ¿O mejor responde a un mimetismo de consumir y tragarnos todo lo que nos proponen los que están buscando un mundo según sus criterios y sus intereses?
Porque lo primeros que responden a esta convocatoria son las multinacionales comerciales interesadas en que el pueblo consuma, aunque sea actitudes y fiestas de muerte. Sin lugar a duda que esas fiestas no responden a la cultura cristiana, ni tampoco a las aspiraciones de ninguna persona, pues todos aspiramos a la vida, ¿cómo luego enseñamos a nuestros hijos a celebrar la cultura de la muerte? No tiene sentido común ni se entiende nuestro proceder.
Luego nos extrañan las alarmantes estadísticas de suicidios y depresiones de jóvenes, pues les hemos enseñado a querer y celebrar la muerte (ver aquí). Rotundamente no, esto no puede venir de Dios sino del diablo, que mientras no se preocupen de él hace de las suyas. Pero también de muchos que, de espaldas a Dios, han hecho un pacto con el diablo aunque ellos no lo sepan.
Pues todo lo que no está en el camino de Dios lo está en el del diablo. La muerte no puede ser celebrada porque no hemos sido creados para morir sino para recorrer una etapa que, acabando aparentemente en la muerte, empieza con la verdadera vida a la que aspiramos todas aquellas personas que se precien de buen gusto y sentido común.
La vida es la única y verdadera celebración que el hombre, valga la redundancia, celebra. Porque el valor más grande que tenemos, porque todo en la vida está hecho para vivir, porque lo que merece celebrar y celebramos es la vida. Y porque dos personas, hombre y mujer, cuando se aman hasta darse íntegramente lo celebran con vida, los hijos. No tendría sentido otro camino.
Seamos conscientes de lo que queremos y vivamos con más coherencia nuestra meta y camino. Y es en la familia donde debemos de empezar a dar los primeros pasos y tomar actitudes que destaquen y celebren la vida. Esa vida que tanto nos preocupa y tanto queremos. Celebrémosla, porque los cristianos tienen un hermoso día para celebrarla, el uno de noviembre, el día de todos los santos.
Estamos llamados a eso, a vivir eternamente, a ser santos eternos y gozosos en la presencia del Padre Dios. Defendamos lo que realmente vale la pena defender y empecemos tratando de transmitir a nuestros hijos que lo que vale la pena celebrar es la vida y no la muerte.
2 comentarios:
Además, es una horterada.
Vayas donde vayas hoy encuentras brazaletes, dibujos para tatuajes, candelabros con formas extrañas y un sin fin de artículos para consumir, todos relacionados con el ocultismo y la brujería. Lo que comienza como un juego o una celebración tradicional (no aquí en España), puede acabar mal. Por si acaso, yo ni empezaría...
Un abrazo!
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