Realmente un cristiano empieza a serlo cuando toma conciencia de su debilidad. Todo el discurso de Pablo está apoyado en su propia debilidad, y es que Jesús ha venido a salvarnos, pero para hacerlo necesita nuestros pecados. A Jesús le sobra todo, menos tus pecados y los míos.
Así podemos comprender que, mientras no descubramos nuestros pecados y seamos capaces de ponerlos en las Manos de nuestro Señor, no podremos encontrarnos con Él y, más todavía, ser curados y salvado por Él.
El Papa Francisco nos habla de eso:
«Si un cristiano no es capaz de sentirse verdaderamente pecador y salvado por la sangre de Cristo Crucificado, es un cristiano tibio»
La fuerza de la vida cristiana está en el encuentro
entre nuestros pecados y Cristo que nos salva. Donde no existe este
encuentro, las iglesias son decadentes y los cristianos tibios. Es lo
que ha dicho Papa Francisco en la Misa de este jueves en Santa Marta.
Pedro y Pablo nos hacen entender que un cristiano se puede vanagloriar
de dos cosas: «de los propios pecados y de Cristo crucificado». La
fuerza transformadora de la Palabra de Dios, explica el Papa, parte de
la conciencia de esto. Leer más...
1 comentario:
Incluso grandes santos se han sentido tremendamente pecadores. Unos porque lo eran, otros porque reconocían su gran debilidad.
Santa Teresita del Niño Jesús dice: si el señor me hubiera faltado reconozco que habría podido caer tan bajo como maría magdalena. También sé que Jesús me ha perdonado a mí más que a Santa Magdalena, puesto que me ha perdonado previnientemente, impidiéndome caer.
En otras palabras, ya sea porque caemos, o porque Dios en su misericordia nos mantiene, lo cierto es que es en nuestra debilidad donde, como dice san Pablo, somos fuertes.
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