Ser creyente, lo he ido descubriendo a lo largo de mi vida, no es creer que Jesús es el Mesías enviado, tal y como dijo Pedro, al ser preguntado los apóstoles por Jesús sobre su identidad. Porque, supongo, que eso lo creemos muchos, y porque con nuestros actos de Piedad lo expresamos y testimoniamos.
Ser creyente es, como bien suponemos, dar testimonio de nuestra fe en Jesús con nuestra Palabra y con nuestra vida. Ahora sí, ser creyente es declararlo como dijo Pedro, y vivirlo y transmitirlo como él lo hizo, con su vida y sus obras. Pedro y muchos más.
Ser creyente en Jesús es vivir cada instante pendiente de amar al que se encuentra a nuestro lado, tal y como hizo y hace Jesús con cada uno de nosotros en cada instante de nuestra vida. Pronto descubrimos que eso no es fácil. Nos cuesta mucho amar, renunciar y sacrificarnos gratuitamente por el bien del otro. Y pronto nos damos cuenta que nosotros solos no podremos con esa carga.
Descubrimos que necesitamos al Señor. Descubrimos que necesitamos al Espíritu Santo, pero también a los hermanos, para que todos juntos podamos ser capaces de amarnos por la Gracia de Dios Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario