lunes, 16 de abril de 2012

ESTO HUELE MAL


Y no son los gases contaminantes ni todo lo que amenaza a la tierra, que sí, también trae su característico olor a podrido y destructor. Hoy quiero volcar mi reflexión a la familia, concretamente al matrimonio que dará paso a la familia.

Sabemos que los pueblos los forman familias, y que las familias son las células de la sociedad. Muchas familias juntas forman una comunidad, y la unión de comunidades forman los pueblos. Pero la familia necesita de un padre y una madre. Un padre y una madre abiertos a la posibilidad de parir hijos, porque solo el hombre y la mujer son capaces de procrear y dar hijos a las nuevas sociedades.

Y esos hijos dependerán de sus padres un largo tiempo de su existencia, hasta tal punto que de la estabilidad de la unión de sus padres dependerá la estabilidad de sus vidas y formación. Y esto, no cabe la menor duda, influirá profundamente en la estabilidad y convivencia de los pueblos, porque los pueblos estarán formados por hijos nacidos en familias.

Nada más importante, pues, que la familia. Es el espacio y circunstancia donde se educan los hijos, y si ese espacio no se protege, no se cuida, no se mima, los efectos de desprotegerlo tendrán consecuencias graves para todos, porque todos estamos inmersos y vinculados.

La familia es por tanto el tesoro mayor de una nación, y por supuesto de un gobierno. Cuidando la familia se tiene mucho ganado para la buena convivencia y prosperidad de la nación. La pregunta será. ¿y cómo cuidar la familia? ¿De qué forma podemos protegerla y formarla?

Es claro que todos los pueblos aspiran a tener una convivencia en paz, próspera, en libertad y respeto. justa y equitativa de forma que todos tenga lo necesario y justo para alcanzar sus fines. Pues bien, creo que todo queda claro, porque eso se consigue educando en virtudes tales como la justicia, la libertad, la igualdad... que llevan a compartir, a ser solidarios, a defender la dignidad de la persona, a proteger y cuidar la vida. Todo iría mejor. ¿Por qué entonces no se aplica esta forma de vivir, de entender la vida?

No cabe ninguna duda que la clave se encuentra en el matrimonio. Si el matrimonio se rompe, la familia queda tocada y rota, y de esa manera difícilmente se puede construir pueblos. Y es que los símbolos que nacen del cosmos y de la propia vida se han dejado de mirar. Entre ellos, uno como el de dos personas, hombre y mujer, se unen para formar una sola, y de ella una familia que quedará unida y guardada por esa unión única para toda la vida.

De esa forma, la vida de los pueblos quedará garantizada.

2 comentarios:

eligelavida dijo...

Hoy en día pienso que se banaliza mucho el tema de la sexualidad (fundamental en la comprensión de lo que es un matrimonio), al tiempo que la educación produce una cierta inmadurez, como un infantilismo en los nuevos adultos.

No sé si me explico. Hoy todo el mundo lo quiere TODO y lo quiere YA. al menor contratiempo parece que el mundo se derrumba, los compromisos caen y la gente se siente desorientada. No hay una cultura del esfuerzo.

Pienso que la educación de los niños y jóvenes debe basarse más en el esfuerzo, la perseverancia que en la sobreprotección. De otra forma, conceptos como el matrimonio, que exige donación de uno mismo, y la familia, no se comprenden.

Salvador Pérez Alayón dijo...

Los creyentes perdemos rapidamente el sentido de los símbolos. Nos ahogamos en los conceptos, limitados por nuestras propia comprensión.

Dos para ser una sola carne, con este símbolo, el matrimonio para los creyentes debe trascender hasta el compromiso de superar todos los obstáculos hasta la muerte.

¿Qué ocurre? Nos quedamos en el concepto y lo que significa, pero no lo vivimos y lo mostramos. Al mostrarlos no solo encontramos el gozo y la felicidad que desprende el amor, sino que evangelizamos y damos testimonio del verdadero amor.

Un fuerte abrazo en Xto. Jesús.

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