Nos hace mucha falta la reflexión, la reflexión para dar respuesta a nuestros interrogantes más profundos, porque el hombre necesita imperiosamente encontrar el verdadero camino de su vida. No hacerlo es cerrar los ojos y precipitarse al vacío. Al final, cada cual recogerá su propia cosecha y se verá sorprendido de los resultados que la vivencia de su propia vida le guarda.
Todo lo que vemos a nuestro alrededor guarda una referencia. Así un vaso lleno nos hace pensar que el mismo vaso puede estar vacío. Descubrimos entonces la diferencia entre un vaso lleno o un vaso vacío. De la misma forma, cuando se acerca alguien alto a nosotros, experimentamos que somos bajo, mediano o también alto, según nuestra propia estatura.
Un valor nos hace descubrir lo opuesto, ese es el criterio. Lo bueno nos descubre que también existe lo malo, es decir, lo contrario a eso bueno. Y la bondad de un acto, ¿por qué lo sabemos? Porque si nos ponemos en el lugar del otro experimentamos cuando algo no nos gusta, o nos hace daño. Luego, esa experiencia nos hace descubrir que eso en concreto es malo también para mí.
Luego, lo demás actos ya cada cual puede reflexionarlos y descubrir cuando actúa mal o bien.