Nuestra fe nos dice:
“Hagamos al hombre a nuestra imagen y nuestra semejanza, para que domine
sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados y sobre
todas las bestias de la tierra y sobre cuantos animales se muevan sobre
ella.” (Gen 1,27). Y el hombre fue creado a imagen y semejanza de
Dios.
¿Eso que significa?
Significa que el hombre tiene la esencia de la Naturaleza de Dios, impronta de
Dios en su alma. Una sustancia espiritual que le asemeja a su Padre Dios. Es
pues su criatura. Y se nota claramente en su manera de ser, de actuar y de
moverse. El hombre siente deseos de amar, de relacionarse, de darse
gratuitamente por amor. El hombre busca el bien, ama el bien y la verdad y en
esa libertad experimenta la libertad. Se siente libre cuando su vida está y va
en busca de la verdad.
Por tanto, nuestra
naturaleza humana es inamovible, no cambia. Es eterna semejante a la de nuestro
Padre Dios. Él no pasa. Es el mismo hoy, ayer y siempre. También esa alma
espiritual que asemeja al hombre a su Padre Dios. Un alma que respira verdad y
libertad. Una libertad que le mueve a buscar el bien y la justicia. Una verdad
única inamovible. No se entendería una verdad cambiable. La verdad es siempre
verdad y si deja de ser verdad sería mentira.
Si la verdad es
vida y derecho a la vida. Nunca puede ser aborto y derecho a abortar. Ese
aparente derecho está escondido en la mentira y en la rebeldía del pensamiento
ideológico creado por aquellos que reniegan de su pensamiento tradicional
apartándose de su semejanza con su Creador. Porque nuestra tradición nos enseña
que hemos sido creados para amar y amarnos. Y eso no es sino buscar el bien de todos, sean de la condición que sean. Para eso entregó su Vida nuestro Señor Jesús.
Nuestra verdad,
así como libertad no puede cambiar ni ser movible. Sería nefasto, como de forma
diáfana comenta Juan Manuel de Prada en su libro: «Una
enmienda a la totalidad» que, de paso, invito a que lean. La
libertad está ligada e implícita a la verdad de las cosas: pensamiento
tradicional. Una cosa que no sea verdad no puede ser elegida libremente. Si así
fuera estaríamos hablando de imposición, engaño, mentira, falsa, soborno,
manipulación…etc.
¿Y qué está
pasando hoy en la actualidad? Miremos a nuestro derredor y observemos. No nos
quedemos quieto. Estamos siendo engañados y sometidos a las ideologías que vienen
de muchas partes, incluso también por intereses de la derecho aparentemente más
suave. El pecado hace estragos. Hay que saber elegir muy bien. El dato que nos puede ayudar es que
nuestra Naturaleza humana es inamovible. Lo que hoy es verdad no puede mañana
ser mentira.
La libertad humana
es un movimiento. ¡Sí, así es!, pero un movimiento que hay que saber dirigir
hacia dónde queremos ir. ¡Y eso está claro, hacia la Verdad!
Nadie busca la mentira
sino cuando sus intenciones no son honestas y buscan su bien propio. Y, porque
así lo ha elegido, deforma su conciencia y quiere deformarla – educación – a los
demás. Porque, la conciencia siempre es una: La razón práctica que tiene que
trabajar con unos principios estables e inamovibles. Todo lo que se desvíe de
ese camino nos lleva a buscar decisiones egoístas, cambiantes, progres y malas
que escondidas en la mentiras nos presentan como dignas. Y eso es una gran mentira y una plena indignidad.
Por eso hoy
vivimos un tiempo de gracia al tener la posibilidad de decidir acompañar o apartarnos
de esos caminos ideológicos a los que nos están sometiendo. Tu voto vale mucho.
Será un tesoro de gran valor. De ti y muchos como tú dependerá elegir al único
partido que presenta una alternativa: el pensamiento tradicional. O lo que es
lo mismo: Unidad, verdad, libertad, familia, derechos nacido de nuestra propia
naturaleza humana, la vida… y un programa que puedes detenidamente leer y
meditar. Hablo de VOX. No soy militante pero si les voy a votar. Porque no se
trata de arreglar la economía solamente, sino de desterrar ese pensamiento del
liberalismo ideológico que amenaza nuestra naturaleza humana para someternos al
yugo de sus caprichos e intereses.