─Mira, ¿no te has dado cuenta? Aquí sólo hay una moneda de valor, el amor. Y, si eso, dicho así, te vale, es la única moneda que vale la pena ahorrar, porque, es también la única que puedes llevar a ese otro mundo de esperanza al que esperamos – valga la redundancia – llegar. Todo lo demás que puedas conseguir en este mundo – lo dejo a tu imaginación – tiene su tiempo señalado. Vale un poco durante estés en este mundo, pero, nada para el otro, que no tendrá fin. Será eterno.
De modo que, el poder, la riqueza, la fama, el éxito no son los más importante ni, tampoco, lo más necesario. Son lo que son, pero solamente las obras realizas por y con amor cobran su verdadera dimensión y valor. Porque, al embadurnarlos con amor, por y la Gracia del Señor, son también valorados en el mundo de la eternidad. En conclusión, es bueno y conviene pararse y reflexionar sobre tu camino. Hay sólo uno que lleva a la Vida Eterna. Conviene buscarlo en Aquel que únicamente te lo puede mostrar, pues, es Él el Camino, la Verdad y la Vida.