Y en mi historia personal que ya está más al final que al principio, he visto que tras unas décadas de bienestar económico, vienen luego miserias y hambre. Entiendo que se han hecho las cosas mal, porque no sólo se impone el administrar la riqueza, sino el preparar al pueblo para los momentos de pobreza y de vacas flacas. Luego no nos propongan sólo subidas de pensiones y convocar a toda la sociedad a trabajar en un ambiente de respeto mutuo, de diálogo y de concertación como solución al éxito.
Y no sólo, el gobernar, se basa en el aspecto económico, sino que hay otros muchos factores de mayor importancia que el económico, pues de ellos depende incluso este último. Según pasan las legislaturas de gobierno, donde están incluidos todos, nuestra sociedad se va deteriorando a pasos agigantados. Desde el respeto de hace unos años atrás hasta la carencia del mismo en estos momentos. No se puede hablar de respeto mutuo, Sr. Garzón, Zapatero, Rajoy... etc., cuando hoy, antes si, no se respeta nada, por no encadenar una serie de acciones sólo diré una, la vida.
He ido viendo como todo los valores fundamentados en la dignidad de la persona humana: matrimonio, familia, libertad, respeto a la vida, educación ... etc., se han ido adulterando y diluyendo hasta convertirse en obsoletos y marginados. Y, también, he ido comprobando como, al mismo tiempo, nuestra sociedad se ha ido deteriorando y corrompiendo de forma alarmante. De tal forma que, ahora no se sabe quien es marido o mujer; no se sabe quien es mi padre o mi familia; no se respeta mis creencias, no se educa sino nos educan los gobernantes de turno; no se respeta la vida, ¡si el embrión hablara sería un drama!, drama que si existirá en el silencio del seno materno. No se respeta la muerte, pues deciden por mí según sirva o no, estamos cocificándonos. Cada cual impone o vive su verdad sin preocuparle como queda el otro. Se busca la felicidad a base de mentiras: drogas, sexo, alcohol... etc. Sólo yo y después yo.
Al hombre no sólo le rodea un entorno natural, del que obtenemos nuestra economía, sino que existe también el entorno social, "el habitat", que nos creamos nosotros mismos. Este también tiene sus cicatrices; heridas que indican que algo no está en su sitio. Ejemplos de esta degradación son: el abuso del alchohol y de drogas, la exaltación de la violencia y la degradación sexual, presentados a menudos en la televisión e Internet como una diversión. ¿Como puede ser la respuesta de los ciudadanos que se encuentran cara a cara con personas que están sufriendo violencia y explotación sexual? ¿Se podrá tomar esto como una diversión?
Y de esto, señores de los gobiernos hay que hablar, porque esto manifiesta que la libertad y la tolerancia están frecuentemente separadas de la verdad. Esto está fomentado por la idea, hoy muy difundida, precisamente por el Gobierno en el poder, de que no hay una verdad absoluta que guíe nuestras vidas. El relativismo, dando en la práctica valor a todo, indiscriminadamente, ha hecho que la experiencia sea lo más importante de todo.
Ustedes, señores en la oposición tienen que mojarse, no sólo vale decir subimos las pensiones y convocamos a trabajar... sino que hay que hablar de cosas más importante que determinan nuestra vida y le dan sentido. Hay que abrir los ojos para proclamar a los ciudadanos que no se dejen engañar por la inclinación provocativa a ser simplemente consumidores en un mercado de posibilidades indiferenciadas, donde la elección en sí misma se convierte en bien, la novedad se hace pasar como belleza y la experiencia subjetiva suplanta a la verdad.
¿De que parten están los unos contra los otros?. ¿O es que todos son iguales: derechas, izquierdas, centros...?; ¿que proponen unos u otros? ¿En qué posición está la oposición? ¿De qué habla? ¿Qué propone? ¿Sólo pensiones, trabajo, vivienda, economía...? ¿Qué lugar ocupan en nuestra sociedad los pobres, los ancianos, los emigrantes, los que no tienen voz? ¿Digame algo Sr. Garzón o Rajoy o quien sea?
¿Como es posible que la violencia doméstica atormente a tantas madres y niños? ¿Como es posible que el seno materno, mi hijo, el más pequeño decía, "mamaíta esa barriguíta ha sido mi hotelito durante nueve meses", el ámbito humano más admirable y sagrado, se haya convertido en lugar de indecible violencia y sentencia de muerte?
Como ustedes verán, señores políticos, muy poco de esto se habla y se dice en sus programas. No todo consiste en tener cada uno un mercedes o un chalet en el campo, sino que hay cosas mucho más importantes que dignifican a la persona y que inciden positivamente también en el factor económico, pues unos ciudadanos que fundamenten su vida en unos principios morales basados en la ley natural que llevan impresa en su corazón, harán también una nación más fuerte economicamente, más unida y más solidaria. Hay que empezar el edificio por la base.