Por lo tanto, abrir un diálogo carente de sentido, de conceptos absolutamente impropios, que corresponden más al campo de los sentimientos, los afectos, y que tiene que ver más con la magia y el esoterismos que con nuestra propia realidad es absurdo y fuera de lugar. Y visto así, se puede admitir la idea que persiguen muchos legisladores de sacar la Religión de la vida diaria en la educación escolar, puesto que nada tiene que ver con un estudio sistematizado y cierto al cual el hombre debe dedicarse de un modo intelectual.
Y llegamos a la razón donde topamos con un sin fin de conceptos que nos pueden hasta marear. La razón es la capacidad que tiene el ser racional de buscar las causas que le dan sentido a lo que hace, que le afirman en que eso es lo mejor para él, lo razonable. La razón o logos es la búsqueda incesante del hombre durante todos los tiempos con la cuál trata de explicar las preguntas de siempre: ¿Qué es el hombre? , ¿qué sentido tiene la vida?.
Todo aquel que se precie de hacer filosofía se ha preguntado estos temas. Temas y más temas que no conllevan soluciones prácticas, sólo teorías, para la realidad de mi vida. Puede resultar interesante preguntarme muchos interrogantes sobre mi ser, pero, ¿y mis problemas?, ¿qué respuesta le doy a mis problemas?
Ocurre que en la política se hacen muchas cosas, pero el paro no desciende, la cesta de la compra sigue igual de cara, la vivienda es algo inalcanzable y sigan añadiendo todo lo que se les ocurra... Nada le va a importar al ciudadano sobre conceptos, teorías y doctrinas si éstas no solucionan sus problemas. Todo se diluye en historias y raciocinios de unos locos o filósofos que se quedan en palabras que tienen bastante relación, pero que sólo alcanzan sus propias elucubraciones que nada tienen que ver con mi vida.
Y necesariamente ambos conceptos, religión y razón, buscan la verdad, porque sólo ella puede darle sentido y llenarlas de contenido. Y ese es el problema, que mientras todos buscan la verdad a través de su propia razón, ninguno la alcanza porque ninguno la tiene y todos la discuten y la buscan. Y así han pasado toda la vida, dando respuestas sin encontrar quien pueda responder desde la verdadera verdad. Todo queda vació y enfrentado.
Nacen las divisiones y las posturas encontradas. Yo creo y defiendo esta verdad, pero tú defiendes otra. Y cada cuál tiene la suya y la torre de Babel está en marcha. Falta precisamente el sujeto que la pueda unificar y alumbrar, porque no se trata de la verdad de uno o de otro, sólo se trata de la verdadera Verdad que debe ser una sola.
Y en este contexto, la única Verdad está contenida en Belén, en ese niño que nace para enseñarnos el Camino, la Verdad y la Vida. Y sólo desde ÉL se puede encontrar la libertad que nos da la Verdad emanada de su SER.
Porque esa Verdad si es la que necesito; porque esa Verdad si es la que toca mis problemas; porque esa Verdad si alumbra mi vida y soluciona mis problemas, da sentido a mi búsqueda trascendental; porque esa Verdad si clarifica e integra los conceptos Religión y Razón ; porque esa Verdad llena integramente mi vida y responde a lo que verdaderamente ansío y persigo.