(1Jn 1,1-3)
Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos: la Palabra de la vida (pues la vida se hizo visible), nosotros la hemos visto, os damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estaba con el Padre y se nos manifestó. Eso que hemos visto y oído os lo anunciamos, para que estéis unidos con nosotros en esa unión que tenemos con el Padre y con su Hijo Jesucristo.
La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
Y acampó entre nosotros.
Aleluya, aleluya.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
La Palabra se hizo carne. Aleluya, aleluya.
No, al parecer, nos cuesta mucho creer todo aquello que la historia nos narra y cuenta. Es posible que muchas cosas cuando la investigamos seriamente, advertimos que no son tan exactas o se aproximan un poco a la narración. Sabemos por experiencia que lo narrado nunca se ajusta a lo expresado con la palabra, pues la palabra es más rica que la letra.
Sin embargo, no por eso la historia deja de ser fiel a lo que descubre y guarda, porque lo fundamental siempre queda recogido con exactitud en la palabra histórica. Y a eso quiero referirme. Juan el Evangelista nos narra su propia experiencia, que testifica que él ha visto con sus propios ojos, que la ha palpado y contemplado. Nos la quiere transmitir gozoso porque sabe que es lo mejor para nosotros y que es lo que nosotros y todo ser humano busca.
Yo me fío, y esa es la razón de este sencillo y humilde blog: "Dar también testimonio de mi fe, recogida de la palabra de Juan y los apóstoles, y, sobre todo, del Espíritu Santo que habita en mí. Esa es mi fe a la que abro mi corazón y a la que someto mi voluntad en Manos del Espíritu Santo.
Porque ella me hace libre, pues libre he sido creado, y solo en la verdad seré libre. Libre de toda esclavitud que por el pecado he quedada sometido y encadenado. Por eso, sometido a la Voluntad del Padre en el Espíritu Santo, no solo no me encadeno ni me anulo, sino que alcanzo la verdadera libertad que me ha sido dada por mi Padre Bueno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario