jueves, 7 de marzo de 2013

VIVIR PARA TRANSMITIR VIDA



Quien vive, transmite vida, porque no se da sino lo que se tiene. Y lo que tienes es vida. Vida que se da de diversas formas y a través de tus propias vivencias, pero que siempre tienen y llevan un denominador común. La vida comunica alegría, movimiento, deseos y metas, pues de no ser así no sería vida, sino muerte.

La vida es impulso, afán, camino y servicio. Porque extrae de otros lo que es bueno para los otros, sin explotarnos. La vida es entusiasmo, entusiasmo de amar en libertad, y necesita del otro para amar, para darse y también recibir. Porque la vida al darse, también recibe.

La vida siempre abre vida, suscita vida, da esperanza de vida y desea ser vida. Nunca piensa en la muerte, porque la muerte es nada, angustia y tristeza. Nadie ha dado tanta vida como Jesús de Nazaret. Siempre tiene que salir en todas mis reflexiones, porque es El mi camino, mi verdad y, también, mi vida. De Él oigo que dice. "Los he destinados para que den frutos en abundancia, y esos frutos duren".

Y es que la vida si no dura, no es vida. Por eso, nuestra vida está llamada a vivir, a ser vida, vida que dure y que goce en el tiempo eternamente. No se entiende la vida de otra forma. La vida es para ser vivida, y nadie, nadie la ha testimoniado con tanto amor como Jesús de Nazaret. Por eso creo en Él, porque me ha ofrecido lo que busco y quiero, vivir eternamente la vida.

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