Para llegar al Señor necesitamos despojarnos de toda soberbia, autosuficiencia e individualidad, porque, sólo llegaremos al Señor si somos capaces de amar y perdonar. Y eso sólo podemos realizarlo si somos capaces de llenarnos de humildad y de compartir en la comunidad eclesial. Porque sólo en la comunidad tienes oportunidad de amar.
Porque, amas cuando compartes; cuando soportas; cuando escuchas pacientemente; cuando eres capaz de comprender y aceptar; cuando te entregas en servicio gratuitamente; cuando renuncias a ti, para darte en servicio a los otros...etc.
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