lunes, 21 de agosto de 2017

SUFRIMIENTO POR AMOR




Sufrir por sufrir no tiene sentido ni, tampoco, tiene ningún valor. La vida nos ha sido dada para vivirla en plenitud de felicidad y gozo. Jesús no quiere el sufrimiento, ni tampoco ha venido a este mundo para sufrir. Eso debemos tenerlo claro, porque muchos piensa que el sufrimiento lo quiere Dios y, pudiéndolo evitar, no lo hace.

No es así. El sufrimiento es causado por el libre albedrío del hombre, que, pudiendo hacer el bien, se aleja de la Voluntad de Dios y hace el mal. Herido por el pecado no hace el bien como le gustaría y se inclina por el mal. Pablo experimenta eso cuando queriendo hacer el bien, hace el mal -Rm 7, 18-20-.

Y sólo tiene sentido el sufrir cuando se acepta y padece por verdadero y único amor. Sufrimos por amor. Es decir, porque queremos hacer el bien y eso nos exige sacrificarnos y renunciar a muchos caprichos, gustos, apetencias e ideas y ambiciones para que el otro se sienta bien. No por caprichos o antojos, sino para su bien.

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