jueves, 3 de agosto de 2017

LA ESPERANZA DE RESURRECCIÓN




Es un misterio que vivamos sin pensar en el final de nuestra vida. Desde pequeño experimentaba como el hombre vive sin pensar en la muerte, y me decía: tiene que ser así, pues de no serlo no podría vivir. Porque la muerte asusta y mata toda esperanza. Y sin esperanza no se puede vivir. 

Siempre, aun en los momentos más desesperantes, el hombre vive de la esperanza. Espera poder revertir la situación y mejorar. Dios nos ha puesto esa esperanza dentro de nosotros que nos mueve a buscarle y al encuentro con Él. Porque es Él precisamente esa esperanza que anhelamos. Una esperanza de, como Resucitó a su Hijo, muerto en la Cruz, también nos resucitará a nosotros a la hora de nuestra muerte.

Gracias, Señor por darnos esa esperanza que nos anima y nos impulsa a vivir con gozo y alegría hasta descansar en Ti para siempre. Amén.

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